Bueno, en ese caso haz una cosa por mí: busca la receta en Google y mándame por sms toda la explicación con los ingredientes y las cantidades, ¿vale?
Entiendo Quieres emborrachar a Alex
No, ¡quiero demostrarle que formamos un buen equipo! ¡Muévete, mojito! -Cuelga.
Alex llama a Niki desde la sala.
¿Todo bien, cariño? ¿Has encontrado los ingredientes?
Sí, todo en orden ¡Lo estoy preparando!
¡Muy bien, no te olvides de echar zumo de lima!
¡Claro! ¡Es lo primero que pensé!
Niki mira desesperada el teléfono. Venga, Diletta Venga, por favor Si que tardas Justo en ese momento recibe un mensaje. Ni no ni. Lo abre sin perder tiempo: «He recordado lo rico que está el mojito. Sólo falta un ingrediente. En caso de que lo quieras, debes concederme el premio a la fidelidad: ¡diez mojitos gratis!»
Será traidora Es una aprovechada Niki le responde de inmediato: «OK, pérfida Ola.» Antes de que haya pasado ni siquiera un segundo se oye otro ni no ni. Niki abre en seguida el mensaje: «¡Todo el azúcar que quieras!»
Sacude la cabeza. Ésta me la pagará. Deja el teléfono abierto sobre la mesa y saca los ingredientes de la nevera mientras lo va leyendo.
¿Cómo vamos? -la voz de Alex le llega desde la sala.
¡De maravilla! -grita Niki desde la cocina. Luego añade en voz baja-: Ya -En un abrir y cerrar de ojos aparece en la sala-. Et voilà, aquí tienes tu mojito Espero que le guste, señor
Alex coge el vaso de la bandeja.
Mmm, el aspecto no puede ser mejor. Veo que has echado también menta. Igual que lo sirven en los bares
Y también en las discotecas
Alex traga saliva.
Pues sí -Después lo prueba-. ¡Buenísimo! ¡Te lo juro, Niki! Está realmente bueno ¿Sabes que no recuerdo haber probado nunca un mojito así?
¿Por qué me tomas siempre el pelo?
No, te equivocas ¡Lo pienso de verdad! ¡Cada vez que te felicito por algo crees que estoy siendo irónico! Ya no sé cómo comportarme contigo
Niki lo escruta. No. Es evidente que está diciendo la verdad. Serena y satisfecha, prueba la bebida que ha preparado. ¡Eh! La verdad es que le ha salido muy rico ¡Eres una hacha, Dile! Te has ganado el bono de diez mojitos.
Entonces, ¿somos un buen equipo? -le pregunta a Alex sonriendo.
Él da un sorbo más grande y le responde risueño:
¡El mejor!
Niki asiente con la cabeza y bebe un poco del suyo.
En ese caso, he pensado que Quiero que tus hermanas participen también.
¿Estás segura? ¿No lo estarás diciendo porque te he acusado de no saber decir que no?
¡No! ¿Ves? Lo he dicho
¡Bien! Me alegro por ti. Mejor así. Ya verás como no te estresan; al contrario, puede que te ayuden a no cometer sus mismos errores.
Mmm -Niki aspira con la pajita los restos de mojito haciendo excesivo ruido.
Alex arquea las cejas.
Porque, en el fondo, y si bien quizá todavía no te lo demuestran, te quieren ya mucho, igual que el resto de mi familia.
En el fondo -sonríe Niki-. ¡En lo más profundo!
Te adoran
Sí, tengo la impresión de estar viviendo esa película de Woody Allen, Recuerdos ¡Hoy te adoran y mañana te disparan!
Alex sacude la cabeza y sigue bebiendo. No tiene remedio, cuando se obsesiona con una cosa no hay quien la haga cambiar de opinión. ¡Y yo me caso con ella con la esperanza de que estemos de acuerdo en todo! ¡Socorro! Da otro sorbo a su mojito. Está delicioso. No, quizá esté exagerando.
Ochenta y cinco
¿Te das cuenta? ¡Esa cría resopla cada dos segundos! No entiendo qué ha podido ver mi hermano en ella.
Claudia camina por la sala gesticulando. Davide, que en ese momento está ordenando unos libros que acaba de comprar, asiente con la cabeza y piensa: Yo sí que sé lo que ha visto en ella, vaya si lo sé.
Por si fuera poco, no ha comentado nada sobre lo que le hemos propuesto; es tan indecisa ¡No tiene sangre en las venas!
En cambio, a mí me parece una chica muy educada y amable
Claro, es suficiente con que tenga menos de treinta años. Vosotros dividís a las mujeres en función de ese límite de edad Las que deben abrir la boca y las que, por el contrario, es mejor que se queden calladas
¡Te olvidas de las que son un coñazo y las que no lo son!
¡Maleducado!
No me refería a ti
¡Faltaría más! Me refiero al taco. No existe ninguna mujer que sea un coñazo. Existen las que te hacen notar las cosas y las que no se dan cuenta o fingen no darse cuenta de nada
«Bueno, dejemos ya esta charla inútil, voy a preparar un plato de carne y ensalada. ¿Te apetece? Nada de pasta, tengo que seguir la dieta ¡Y tú también! -De improviso se percata de una cosa-. Perdona, pero ¿por qué estás poniendo los libros así?
¿Por qué? ¿Qué tiene de extraño? He colocado la novela policíaca de Jeffery Deaver al lado de ésta de suspense, El niño 44.
Pero ¿no ves que las cubiertas no son del mismo color? Yo clasifico los libros por colores Igual que Fazio.
Ah, ¿él también?
Sí. Lo leí en una entrevista, ¡Fabio Fazio hace eso! Y desde entonces yo hago lo mismo, es genial Los ves en gradación.
¿Los libros?
Sí, ¡ordénalos por colores y ya me dirás! -Se encamina resuelta hacia la cocina concediendo un pequeño y último favor sin volverse siquiera-: Gracias.
Davide coge los dos libros y pone la novela policiaca de Jeffery Deaver entre los azules y, en concreto, entre El puente hacia el infinito de Richard Bach, azul claro, y Alta fidelidad de Nick Hornby, de un azul más oscuro. ¡Ahora dime tú si La nieve cae sobre los cedros puede estar entre dos novelas románticas! Y luego dice que las mujeres no son un coñazo Además de que hay una que las supera a todas ¡Ella! ¡A su lado, todas las demás son serviciales y dóciles!
Ahora dime tú por qué, con todas las mujeres que hay en este mundo, mi hermano ha tenido que ir a elegir precisamente a una como ésa. Le he presentado a todas mis amigas, y a mis compañeras de trabajo, y cuando estaba deprimido porque había roto con Elena procuré que lo invitaran a todas partes, ¿y él qué hizo? Comenzó a salir con Niki
Gregorio lee el periódico sentado en el sofá.
Comprendo, pero si a él le gusta Niki
¡Pero a nosotros no nos gusta!
Escucha, Margherita Me parece ridículo que digas esas cosas; además, ¿a quién te refieres cuando hablas de «nosotros»?
Margherita resopla y se sienta a su lado con los brazos cruzados sobre el pecho.
Estoy segura de que a Claudia no le gusta, y eso que todavía no hemos hablado, ¿eh? Te lo aseguro.
Gregorio baja el periódico exhalando un suspiro, renunciando por el momento a la lectura, de la noticia de la compra de un jugador que acaba de efectuar su adorada Juve.
¿Y por qué crees que no le gusta?
Porque porque ¡porque es demasiado joven, eso es!
Oye, vosotras dos no la tragáis por la edad. A mí me parece una chica madura, amable y encantadora; incluso se ha mostrado dispuesta a que la ayudéis con los preparativos de la boda
Sí, pero en el fondo habría preferido negarse.
¡Puede! Pero no lo ha dicho. ¿Tú habrías aceptado que mis hermanas te aconsejasen sobre el banquete o las invitaciones?
Margherita se levanta sonriendo.
¡Tú no tienes hermanas!
Claro, pero imagina que las hubiese tenido.
Por suerte no tuve que enfrentarme a ese dilema
Gregorio levanta el periódico de nuevo y reinicia su lectura.
Yo te resuelvo ese dramático dilema si quieres: ¡habrías dicho que no!
Margherita se precipita hacia él y le baja el diario con una mano, casi rompiéndolo.
¡Su hermano estuvo a punto de matar a Celeste!
¿Y Niki qué tiene que ver en eso? Además de que los niños siempre han jugado así, a lo loco, se caen de los columpios en el campo, acaban entre las zarzas y se hacen daño sin que nadie lo considere una cuestión personal
¡Aaaah! ¡Mamá! -les llega un grito procedente del dormitorio de las niñas.
¿Ves? -le dice Gregorio risueño encogiéndose de hombros-. ¡Hasta en casa sucede! ¿O también de esto tiene la culpa Matteo, que. podría haberse escondido en el armario?
Margherita se encamina nerviosa hacia la habitación de las niñas sin dejar de hablar.
Estoy deseando ver lo que ocurrirá el día en que Alex y su futura esposa organicen una fiesta. Los invitados se dividirán en dos grupos. En el bando A, la conversación será de lo más variada, desde temas políticos hasta sociales. Los del bando B, en cambio, se liarán a fumar porros o beberán cerveza mientras comentan uno de los tantísimos episodios patéticos que se producen en los estadios de fútbol
Una vez a solas, Gregorio se pone a leer de nuevo el artículo que comenta la adquisición del nuevo jugador por parte de su equipo del alma. No obstante, no puede evitar pensar por un momento en lo que acaba de decir Margherita. La verdad es que una fiesta de Alex y Niki, con toda la gente que conocen entre los dos, no estaría nada mal. Pero después lo asalta una duda: ¿en qué bando estaría yo? ¿En el A o en el B? Exhala un suspiro de alivio. A buen seguro, en el bando A ¡Aunque tal vez me divertiría más en el B!
Silvia y Luigi están en su bonita casa romana sentados a una gran mesa, comiéndose el postre.
¿Ves, Luigi? Edmond se recuperará en unas semanas
¡Gracias a Dios! Le dio de refilón ¡Menos mal que el tipo es torpe!
Venga, no digas eso, yo me divertí muchísimo, son una pareja diferente de nosotros, pero con unos valores dignos de todo respeto, los mismos que nosotros hemos inculcado a Alex y a nuestras hijas. ¿No eres feliz? Si Niki nos da un nieto, éste llevará tu apellido
Luigi acaba de masticar un trozo de piña y a continuación se seca la boca con delicadeza valiéndose de la servilleta que tiene sobre el regazo.
Claro que soy feliz, pero podría haberme dicho que no había empuñado una arma en su vida
Silvia pela una naranja.
No, dijo que había disparado alguna vez
¡Sí, en la piazza Navona, con las escopetas de perdigones!
¡Quería resultar gracioso! Y lo fue: ¡nos hizo reír a todos varias veces!
A mí, no.
Cariño, reconoce que necesitábamos ampliar un poco nuestro círculo de amistades. Piensa en la boda. ¡Será muy divertida!
Luigi se imagina a sus amigos notarios, jueces, fiscales y abogados mezclándose con
¿A qué dijo que se dedicaba el padre de Niki?
La verdad es que no lo dijo.
Ah, ya
No, espera, sí que lo dijo, ¡tocaba en un grupo de música!
¡Cuando era joven!
Quizá lo siga haciendo. ¡Imagínate lo fuerte que sería que tocase en la boda!
No creo que continúe ¡De alguna forma tendrá que mantener a su familia!
Según he leído en Vanity Fair, algunas de las personas más ricas del mundo son deportistas y cantantes Los cantantes cobran derechos de autor durante toda la vida. ¡Ganan cientos de millones de euros!
¡Sí! ¿Los Beatles, Madonna, George Michael! Pero no creo que sea el caso de Roberto Cavalli; jamás he visto un cartel anunciando uno de sus conciertos
Bueno, quizá sea rico de familia. Tal vez sea pariente de Cavalli, el diseñador, podría ser su hijo.
¡Es demasiado mayor!
¿Su hermano?
Con el mismo nombre ¡Menuda fantasía entonces, la de sus padres!
Será En cualquier caso me parece un tipo tranquilo, se percibe en su mirada Los ojos son el espejo del alma Y Luigi es puro. Estaba consternado al ver el daño que le había causado a Edmond.
¿Tú crees?
¡Claro! ¿Hasta ha llamado por teléfono!
Porque olvidó el neceser.
¡Sí, pero ha llamado dos veces!
¡Porque se dejó también las llaves de casa!
Pero ha preguntado por Edmond y se ha alegrado de saber estaba mejor
Luigi se encoge de hombros. No acaba de estar convencido. Silvia sonríe. Claro que, para una madre, un hijo lo es todo. Y el hecho de ver por fin a Alex tan feliz le parece maravilloso. Sí, venga Esos Cavalli son simpáticos, son buenas personas, y quizá Luigi vuelva a llevar a Roberto a cazar en el futuro. Aunque, en caso de que lo haga, lo hará ir delante y procurará que antes se saque el permiso de armas.
¿Sabéis que, en el fondo, me gustó salir a cazar? -confiesa Roberto mientras ayuda a Simona a quitar la mesa.
¿En serio, cariño?
Sí, tengo la impresión de que acaba de nacer una pasión en mí. Mientras estaba allí sentía correr la adrenalina, el jabalí que, de repente, salió del matorral Disfruté como un enano.
Simona se seca las manos con un trapo.
No creo que Edmond sea de la misma opinión
Roberto se encoge de hombros.
Bueno, cualquiera puede tener un accidente
Sí, claro ¡Cómo no! Matteo que hace salir volando del columpio a Celeste
Matteo, que está sentado en el sofá, se echa a reír.
También llamada la estrella fugaz
Sí, precisamente Y tú que, para terminar de arreglarlo, casi matas a ese perro Dime, ¿qué más se os ocurre que podríamos haber hecho?
Matteo enciende la televisión.
Bueno, no habría estado mal dar una vuelta a caballo Alex dijo que me dejaría montarlos Espero que se casen de verdad No sabéis cuánto me apetece la idea de poder montar de vez en cuando a caballo en esa especie de castillo.
Ah, muy bien. -Roberto se acerca a él y le apoya una mano en el hombro-. Veo que tú también sientes una nueva pasión. Montar a caballo debe de ser un deporte precioso.
No es eso, papá ¿Sabes lo que ligaré cuando mis amigas se enteren de que puedo entrar en un sitio como ése? ¡Hay que saber jugar las cartas adecuadas! En fin, buenas noches, me voy a la cama, en la televisión no echan nada
Roberto y Simona se quedan solos en la cocina y acaban de recoger los últimos platos en silencio De improviso, Roberto obliga a su esposa a dejar lo que está haciendo y la atrae hacia sí con dulzura.
¿En qué piensas? ¿Estás preocupada? Te prometo que no dispararé a ningún otro perro
¡Idiota!
Roberto la acaricia.
Cuando te ríes estás preciosa, mamá
¿Sí? ¿Y cuando estoy seria?
Sensual -Prueba a morderle en el cuello-. ¡Ñam!
Luego se dan un beso tranquilo, sereno, dulce, profundo y maravilloso. Como el viaje que han compartido hasta ese momento. Roberto esboza una sonrisa.
¿Sabes qué? Al final me alegro de que Niki se case con Alex. La suya es una historia muy bonita, y si algo le falta a este mundo es precisamente eso -se mete las manos en los bolsillos y se encamina hacia la sala, pero antes de llegar a ella se detiene y se vuelve-. Y además, ¡menuda mansión!
Simona se pone verdaderamente seria.
¡Anda ya! ¡Eres peor que tu hijo!
Era una broma, cariño ¿Quieres que mire qué película ponen esta noche?
Sí, de acuerdo
Simona se demora un momento en la cocina, se sirve un poco de agua y la bebe a pequeños sorbos. Sí, yo también me alegro por Niki. El mundo necesita historias bonitas. Pero, sobre todo, con un final feliz. Eso es lo que le preocupa.
Ven, Simo
¡Voy! -Deja el vaso y se dirige a la sala sonriendo de nuevo. Se sienta al lado de su marido-. ¿Qué vamos a ver al final?
The Game.
¡Pero si me la sé de memoria!
Entre bromas y risas buscan otro filme para pasar la velada. Quizá lo encuentren. Una cosa es, sin embargo, segura: una madre difícilmente se equivoca.
Ochenta y seis
Diletta echa un vistazo a su móvil. Nada. No me ha contestado. ¿Será posible? Hace días que le mando un sms detrás de otro y él todavía no se ha dignado responderme. Nerviosa, vuelve a abrir el menú. Mensaje nuevo. Teclea a toda velocidad. «¿Dónde te has metido? ¿Cuándo nos vemos?» Pasados unos minutos el móvil vibra. Diletta se apresura a mirar la pantalla. El sobrecito parpadea. Bien. Lo abre. «Hola, amor. ¿Te apetece ir a correr al parque dentro de dos horas?»
Filippo. ¿Ir a correr? Pero ¿es que ya no se acuerda de la situación en la que nos encontramos? Parece que lo ha olvidado por completo. «Hola, cariño. No tengo ganas. Esta mañana he tenido náuseas.» Lo envía. Pasados unos segundos se produce una nueva vibración. «Ah OK. Lo siento. Si esta noche estás mejor, ¿quieres que vayamos al cine?» Genial, ni siquiera me pregunta cómo estoy ahora. «Te llamo más tarde.» Se lo envía. Y si tengo ganas Todavía no me encuentro muy bien.
Uf, pero ¿por qué no contesta? Jamás hace eso. Me está haciendo enfadar. Basta. No se me vuelve a escapar, ahora verás. Diletta coge de nuevo el móvil. Busca el nombre en la agenda. Aquí ésta. Tecla verde. Una, dos, tres llamadas. Como no me conteste me planto debajo de su casa.
Diga.
Niki, ¿se puede saber dónde te habías metido?
¿Quién es?
¿Cómo que quién soy? ¿Qué te pasa? ¿Has perdido el seso? ¡Soy yo! ¡Diletta!
Ah, hola, perdona, es que he cogido el móvil sin mirar la pantalla No he visto tu número ¿Cómo estás?
¿Que cómo estoy? Confundida. Asustada. Excitada. Hormonal-mente inestable. Por un instante a Diletta le gustaría decírselo: «Oh, bien, estoy embarazada.» Pero no se puede anunciar algo así por teléfono. No.
Estoy bien. Un poco cansada, pero bien. Y ahora dime, ¿por qué no me has contestado a los mensajes que te he enviado en los últimos días? ¡Te habré escrito al menos siete!
Tienes razón, perdóname Los he leído, pero luego nunca encontraba tiempo para contestarte Me odio Estos preparativos me están matando.
Diletta nota algo extraño en el tono de su amiga. Es bajo, un poco arrastrado. Parece cansada. No es su voz habitual. Da la impresión de ser otra persona.
¿Todo bien, Niki?
Niki se sienta en la cama. Se le saltan las lágrimas. Indomables. Rebeldes. Cabezotas. Aun así, consigue contenerlas.
Sí, sí Sólo que creo que estoy metida en un buen lío. Tengo una infinidad de cosas que hacer. Me están ayudando las hermanas de Alex
Ah -Diletta se extraña. Siente una ligera punzada en el estómago que no tiene nada que ver con el embarazo-. Pero bueno, podrías haberlo dicho, ¿no? Las Olas estaremos siempre dispuestas a echarte una mano Pero si no nos lo pides -Niki se muerde el labio. Es cierto. No logra involucrarlas. A ellas. A sus mejores amigas. Las ha dejado al margen, las hermanas de Alex la han fagocitado. Pero ¿de verdad es ése el problema? Sigue escuchando a Diletta-. También Olly y Erica llevan días intentando ponerse en contacto contigo y están preocupadas. Desde la noche en que nos dijiste que te casabas prácticamente no hemos vuelto a tener noticias tuyas -Diletta intenta no recargar demasiado las tintas, pero se da cuenta de que está irritada.
¿Cómo es posible que nuestra amiga se case y nos haga a un lado? Algo no funciona. En el fondo, nunca lo confesarías. Siempre lo hemos hecho todo juntas, hemos compartido las cosas, tanto la risa como el llanto, nos hemos ayudado y comprendido. Y ahora, ¿qué sucede? Justo cuando está a punto de suceder algo tan importante, ¿qué ocurre? Qué rabia. De repente cae en la cuenta de que también a ella le resulta difícil tener a su lado a sus amigas en un momento tan delicado como el que está viviendo. Y se siente culpable.
Sea como sea, Niki, ya sabes que nosotras te queremos mucho y que nos gustaría estar a tu lado, colaborar ¡Venga! ¡Será divertido! ¿Qué haces hoy, por ejemplo?
Voy a echar un vistazo a una de esas tiendas de vestidos de novia
¡Ah! ¡Genial! ¿Podemos acompañarte? Mando un sms a Olly y a Erica y nos vemos donde prefieras. Basta con que me digas a qué hora.
He quedado ya con las hermanas de Alex.
No, de eso nada, ¡hoy eres nuestra! Diles que has cambiado de idea y que vienes con nosotras. Te recojo dentro de una hora, ¿de acuerdo?
Niki reflexiona durante unos segundos. Es evidente que Margherita y Claudia se enfadarán. Quedamos ayer. Les sentará mal
¿Todo bien, Niki?
Sí, a ver cómo puedo arreglarlo. Nos vemos dentro de una hora -dice, y cuelga.
Satisfecha, Diletta manda un sms doble a Olly y a Erica. «Acabo de ganar el premio al mejor investigador del año. ¡He conseguido sacar a Niki de su madriguera! Liberaos de todo. Paso a recogeros dentro de treinta minutos y luego iremos a su casa. Hoy se prueba el vestido de novia.» Lo envía.
Pasados unos segundos le llegan las respuestas de sus amigas. «¡Sí, genial, de acuerdo!», «A mí no me contestaba, ¡me va a oír!».
Niki coge el móvil y exhala un hondo suspiro. Acto seguido busca el número y llama.
¿Sí, Margherita?
Buenos días, Niki, sí, dime, pasamos a recogerte a las seis, ¿de acuerdo?
Gracias, pero quería decirte que hoy no puedo. ¿Podemos dejarlo para otro día?
Pero si ya le he dicho a Claudia que vamos, e incluso ha dejado a los niños en casa de su abuela
Niki resopla, algo molesta. Se siente mal, pero ahora no puede llamar a Diletta para cancelar la cita. Se enfadaría a rabiar, y con razón. Hace días que no se ven.
Sí, ya me imagino, perdona Lo que ocurre es que mis amigas van a pasar ahora a recogerme, se lo he prometido.
Pues vaya un problema. Primero sales con ellas y después con nosotras. ¡En el taller de costura nos esperarán aunque lleguemos a las seis y media! Quedamos así, entonces. ¡A las seis y media en tu casa!
Está bien Hasta luego.
No. No me lo puedo creer. No he sabido decirle que no. ¿Y ahora qué hago?
Ochenta y siete
Una serie de vestidos preciosos están expuestos sobre los maniquís que hay colocados en varios puntos de las estancias. Faldas largas, ajustadas o amplias, corpiños magníficamente bordados, toreras de encaje, velos, sombreros y mantillas. El taller de costura está muy bien decorado, lleno de cuadros, de espejos y de sofás para que los clientes puedan asistir sentados a las largas pruebas que, por lo general, acompañan la elección de un vestido tan importante. La dueña recibe a las chicas y, poco a poco, empieza a mostrarle a Niki algunos vestidos.
Mientras tanto, Diletta, Erica y Olly ríen y bromean. Han empezado ya en el coche, cantando una canción a coro, burlándose de un transeúnte y acribillando a preguntas a Niki sobre los preparativos. Y Niki les ha contestado un poco de mala gana intentando, en cambio, concentrarse en sus amigas y en sus bromas.
Olly y Erica tocan algunos vestidos que están colgados de unas perchas en un carrito. Cogen uno y se lo apoyan contra el pecho para ver cómo les sienta. Pasa una dependienta y las ve.
Disculpen, señoritas, pero esos vestidos cuestan varios miles de euros Tengan cuidado -y las mira con severidad antes de alejarse.
Olly la imita en voz baja y Erica se echa a reír. Niki pone cara de apuro al verlas.
Venga, chicas
Olly y Erica se miran sorprendidas.
Venga Niki, pero si no hemos hecho nada.
Sí, lo sé, pero aquí -Sigue a la dueña del taller de costura, que se dirige hacia la otra estancia.
Erica mira a Olly.
¿Qué le pasa? ¿Se ha vuelto loca?
No lo sé, ¿has visto que ya en el coche no quería hablar de la boda?
Y lo entiendo, pero no sirve de nada ponerse así
Diletta se acerca a ellas.
Venga, chicas, está nerviosa, sí. Yo también me he dado cuenta. Debemos apoyarla.
Sí, pero, en fin, ¡un poco de relax!
Erica llama a Olly.
Mira qué chal tan bonito -lo coge. En ese momento Niki pasa de nuevo por su lado.
Pero, bueno, ¿queréis dejar de tocarlo todo?
Olly pierde los estribos.
Oye, Niki, ya basta. Hace días que has desaparecido, que no das señales de vida, no respondes al móvil, no nos haces partícipes de nada, ¿y ahora pretendes que estemos aquí como si fuéramos unas estatuas? Hace apenas unos meses tú habrías sido la primera en bromear en una tienda como ésta.
¿Y eso qué tiene que ver? Sólo he dicho que quizá deberíamos comportarnos un poco mejor: no nos conocen y ya veis de qué sitio se trata
Ah, sí. Es verdad. Desde ahora mismo empezaré a portarme bien.,
Olly sale a paso ligero del taller de costura. Erica pasa junto a Niki, la mira un momento a los ojos y después sigue a Olly. Diletta, que ha contemplado la escena, intenta detenerlas.
Venga, chicas -Luego se vuelve hacia Niki-: Anda que tú también
¿Se puede saber qué he hecho? -pregunta, sabiendo de antemano la respuesta.
Diletta la mira con dureza.
Niki, la verdad es que no sé lo que te está pasando, pero cuando estés dispuesta a decírnoslo, ya sabes dónde encontrarnos -le espeta antes de abandonar a su vez la estancia.
Niki se queda sola en el centro de la sala. Echa un vistazo alrededor. Observa los vestidos, los maniquís y los cuadros. Acto seguido se vuelve hacia la puerta de entrada. Se han marchado. Me han dejado aquí sola. Pero ¿por qué se han enfadado de esa forma? Olly y Erica sólo estaban bromeando. Antes yo habría hecho lo mismo
Por favor, señorita, venga por aquí. He ordenado que le preparen algunos vestidos para que se los pueda probar, tal y como me ha pedido Pero ¿y sus amigas? ¿Dónde están?
Niki se queda pensativa por un momento y acto seguido coge la cazadora y el bolso, que había dejado en una silla.
Perdone, pero ¿qué ocurre?
Nada. Acabo de acordarme de que tengo un compromiso. No puedo quedarme. Gracias y disculpe las molestias. -Se marcha dejando a la encargada estupefacta.
Nada más salir Niki, la mujer sacude la cabeza. Estas jóvenes de hoy. Quieren casarse a los veinte años y luego ni siquiera saben asumir la responsabilidad de elegir un vestido y de respetar el trabajo de los demás. ¿Qué se habrá creído? ¿Que me dedico a seleccionar vestidos que me parecen adecuados para ella porque la cosa me divierte? Es mi trabajo. Todavía nerviosa, vuelve a la otra sala para ordenarlo todo.
Niki da algunos pasos por la acera antes de detenerse. Tiene los ojos empañados. Está enfadada. Con las Olas, que se han marchado, que no han entendido el momento de dificultad y de fragilidad por el que está pasando. Con las hermanas de Alex, a las que no puede quitarse de encima. Pero, sobre todo, consigo misma. Aunque no acaba de entender del todo la razón. Mira alrededor y, de repente, se siente perdida.
Ochenta y ocho
Algunos días más tarde.
Mamá, ¿de verdad no puedes venir con nosotros?
Cariño, debo ir a una reunión con los profesores de tu hermano Y, por si fuera poco, haría falta un milagro para salvarnos de esa situación. No sé qué decirte Ve, pero no debes decidirlo todo en seguida Elige los lugares que prefieras, quizá podrías sacar algunas fotos o coger unos folletos, y después hablamos.
Justo en ese momento suena el interfono. Cuando Niki responde oye la voz chillona de Claudia.
¿Está Niki? ¿Puede bajar? ¡Somos las hermanas de Alex!
Soy yo, bajo en seguida. -Cuelga el auricular y mira desconsolada a su madre-. Pero ¿por qué no le he dicho que no?
Simona sale en su ayuda esbozando una sonrisa.
Cariño Quizá te sirva para evitar los errores que cometieron ellas, las triquiñuelas con las que pueden engañarte en esos sitios, que, por otra parte, ¡son preciosos!
Sí, mamá, tienes razón.
Simona parece más serena.
Sólo hay un problema, ¡eso fue también lo que me dijo Alex y yo me lo tragué!
Apenas sale del portal, Niki oye sonar un claxon. Se vuelve. ¡Es un Mercedes como el de Alex, sólo que éste es rosa! No me lo puedo creer. Que alguien me diga que se trata de una pesadilla y que, sobre todo, me despertaré.
Eh, estamos aquí-Claudia vuelve a tocar la bocina y se asoma por la ventanilla-. ¡Aquí!
Niki se aproxima a ellas y sube al coche.
Aquí estoy, gracias
Luego se inclina sonriente hacia ellas.
Así, ¿todavía estáis seguras de que queréis echarme una mano? -Niki cruza los dedos debajo del asiento-. Es que a veces algunas cosas se dicen por cortesía y después uno se arrepiente
Permanece con los dedos cruzados y con la esperanza de que una de ellas diga una frase tipo: «En efecto, estos días estamos muy ocupadas» o «Gracias, no sabes cómo me cansa volver a pensar en todas las vueltas que dimos, ¡y repetirlas de nuevo! Es aún más agotador». En cambio, Margherita se vuelve hacia ella con una sonrisa radiante en los labios.