No, en absoluto. Sólo queremos asegurarnos de que Alex tenga todo lo que desea, y como él está siempre tan ocupado nos parece natural echarte una mano. -Luego hace ademán de volverse, pero se detiene y mira a Niki con aire de asombro-. ¿No será que esas cosas las piensas tú y no sabes cómo decírnoslo? A lo mejor te gustaría ser más independiente Que no suponga un problema, ¿eh?
¡Yo! -Niki esboza una sonrisa-. Ni por asomo
¡En ese caso, andando! -Claudia mete la marcha y el coche arranca a toda velocidad dejando a sus espaldas esa extraña retahíla de mentiras.
Ochenta y nueve
Este sitio es precioso, mira, se ve el lago y hay una iglesia en el interior. ¡Aquí se podría hacer la cena, aquí el baile y la tarta, y aquí los fuegos artificiales!
El Mercedes rosa asciende por los senderos campestres. Margherita enseña a Niki los diferentes lugares donde podría celebrarse la ceremonia.
La vista del lago de Bracciano es magnífica, y ahí tienes los vestuarios para los novios. La cena podría servirse en parte dentro y en parte al aire libre
A Niki apenas le da tiempo a sacar algunas fotografías, porque el coche sale a toda velocidad por el camino de San Liberato.
En vuestra opinión, ¿cuánto debe de costar un sitio así?
Doce mil euros sólo el alquiler.
Ah
Bueno, a fin de cuentas, uno se casa sólo una vez, ¿no? -Las dos se echan a reír mientras Niki arquea las cejas. ¡Dios mío, menuda ocurrencia he tenido!
Claudia conduce a toda velocidad y el coche casi entra en dirección contraria en la explanada que hay delante de la entrada.
Aquí se casaron Eros Ramazzotti y Michelle Hunziker
¡Pero han roto!
Pues sí, pero la culpa no es del castillo, ¿no?
El portero abre la verja y las deja entrar. Margherita se vuelve risueña hacia Niki.
Conocemos a una de las Odelscalchi Es muy simpática.
El coche asciende veloz por la cuesta. A la izquierda se extiende, tranquilo y apacible, el lago de Bracciano. Niki mira por la ventanilla.
¡Es precioso! -Saca una fotografía.
Sí, ¡este sitio es un poco más caro, pero aquí la velada sería fantástica! Las salas son estupendas, con todas esas armaduras, cuadros antiguos y cortinajes. ¿Ves ese patio de allí? -Margherita le indica un claro cubierto con unos preciosos rosales y rodeado por los muros del castillo, que en otoño se recubren con una hiedra ligeramente amarilla-. Ahí quedaría precioso el aperitivo.
Sí, pero las frituras
Claudia añade, divertida:
Frituras servidas en cucuruchos, unas sartenes enormes sobre el fuego y el aceite que chisporrotea Adoro las bodas así.
Oh, claro -dice Margherita-. Pues así será: jamón cortado en lonchas, trozos de parmesano, una deliciosa trenza de mozzarella fresca
Claudia vuelve a intervenir:
Sí, las de Latina o Salerno, que están buenísimas Y también una buena burrata, ¿eh? Deberíamos traerla de Puglia. -Cierra los ojos soñadora-. Mmm ¡Me está entrando una hambre!
Venga, Claudia, sigamos con el paseo. Ésos son, a fin de cuentas, los detalles. ¡Niki tiene que verlo todo!
Esto Gracias -Niki sonríe entre las dos hermanas mientras el coche arranca a toda velocidad rumbo a nuevos e increíbles lugares. Poco después se encuentran en la via Appia.
Ésta es la villa de los Quintili, un lugar de ensueño.
Después pasan a la Aurelia.
Éste es el camino del Acqua Fredda, precioso, con una atmósfera particular ¡Y de noche es aún mejor!
Poco después ven también algunas de las viejas mansiones que hay en la Cassia, inmersas en el verde del parco di Veio.
Ésta es fabulosa, aquí han estado un montón de vips.
Después llegan a Palidoro, la última etapa, que se encuentra en las Proximidades de la Posta Vecchia.
La acaban de rehabilitar. ¡El catering es delicioso y las vistas al mar, ni te cuento!
Y siguen subiendo y bajando por la costa y la campiña del Lacio hasta que por fin aparcan de nuevo bajo la casa de Niki.
Gracias por todo
Entonces, ¿qué te parece? Las posibilidades son infinitas, ¿verdad? Es conveniente verlas todas en seguida y después decidir Aunque la boda sea dentro de cinco meses ¡Luego, sin saber por qué, los días vuelan!
Claudia asiente.
Sí, recuerdo que cuando me iba a casar las semanas pasaban en un abrir y cerrar de ojos Llegabas al lunes con la ansiedad de que todavía no habías concluido nada, y luego, cuando por fin elegías la casa Bueno, pues para esa fecha ya la había reservado otro.
¡Esperemos que no!
Sí Cuando te interesa algo hay que pedirlo en seguida, porque de otra manera Parece una broma del destino ¡pero siempre sucede lo mismo!
Bueno, nos vemos mañana
¿Mañana?
Sí, hemos pensado que -Margherita abre una hoja repleta de apuntes-. Veamos, mañana tenemos que ocuparnos de los regalos para los invitados, de la organización de las mesas y de las invitaciones Pasado mañana, del vestido, del maquillaje y del peluquero Es conveniente hacerlo todo en seguida.
Porque después, la semana que viene -interviene Claudia indicando las notas de Margherita-, hay que ver los regalos para los novios y la lista de bodas
Sin olvidar la luna de miel -le recuerda Margherita-. Tenéis que decidir adonde queréis ir, y luego, si os parece bien, podéis incluirlo en la lista.
Sí, pero la verdad es que no es conveniente hacer eso porque la gente, con la excusa de que tiene que poner dinero, se gasta menos de lo que cuesta el cubierto.
Sí, nosotros cometimos ese error y fuimos a la Polinesia. Quince mil euros de viaje. Bueno, pues lo incluimos en la lista y apenas cubrimos la mitad del precio.
No te preocupes, te salvaremos de los típicos listillos que hay en todas las bodas
Niki suspira y a continuación esboza una sonrisa.
Vale, nos vemos mañana a la misma hora.
Las dos hermanas se alejan dejando a Niki junto al portal. Sí, puede que me salven de los listillos que hay en todas las bodas pero ¿y de ellas? ¿Quién me salvará? De golpe le viene a la mente la película que protagonizó Julia Roberts, Novia a la fuga, cuando ella dice: «Tú quieres un hombre que te acompañe hasta la playa, que te tape los ojos con la mano para que puedas descubrir la sensación de la arena bajo tus pies. Un hombre que te despierte al amanecer ansioso por hablar contigo y que se muera de ganas de saber qué dirás.» Eso es. A mí también me gustaría tener eso mismo. ¿Por qué las cosas más bonitas sólo suceden en las películas?
Noventa
¿Y bien? ¿Qué tal ha ido, Niki? -Simona se precipita en dirección a su hija, a la que ha oído entrar por la puerta de la sala.
He sacado más de sesenta fotografías y he recorrido al menos cien kilómetros He visto treinta posibles sitios donde podríamos celebrar la fiesta Y ahora tengo ganas de vomitar.
¿Por el coche? ¿Te has sentido mal?
Sí, pero no por la forma en que conducían, ¡sino por lo que decían! ¡Esta boda me está estresando mucho, mamá!
He pedido que me den el día libre mañana en el trabajo para poder acompañaros, ¿te parece bien?
¡Gracias, mamá! -Niki abraza a su madre saltándole al cuello.
Haremos lo que tengamos que hacer pero con calma, no debes agotarte, tiene que ser una bonita boda y punto.
Esperemos
Simona abraza con fuerza a su hija.
Será así, ya lo verás.
Niki, destrozada por el día, por el parloteo y la dificultad de dilucidar cuál de todas esas preciosas mansiones es la más apropiada, se dirige hacia su habitación casi arrastrando los pies. Simona la mira con una sonrisa de ternura en los labios. Será un bonito día, Niki, ya lo verás, y al final todo resultará más fácil de lo previsto; de repente todo se pondrá en su sitio, pum, así, como por arte de magia. La oye cerrar la puerta de su habitación. Siempre y cuando tú lo desees de verdad, Niki.
Niki arroja el móvil sobre la cama en el preciso momento en que éste empieza a sonar.
¡Alex!
¿Cómo estás, amor mío?
Bien. Bueno, bien
¿Qué ha pasado?
Nada.
Ah Por un momento me has preocupado ¿Cómo te ha ido con mis hermanas?
Bien
¿Bien de verdad o lo dices sólo por educación?
Bien porque son tus hermanas.
Alex se echa a reír.
Lo sé Las conozco Bueno, cariño, cuando superes esta prueba tendrás la impresión de que el resto de tu vida discurre cuesta abajo.
Preferiría una llanura tranquila
Alex esboza una sonrisa.
Tienes razón Yo te di la posibilidad de echarte atrás
No, no, venga, ahora ya está, no te preocupes. Aunque me dijiste que colaborarías y
He tenido una infinidad de cosas que hacer, cariño.
Ya está, lo sabía, así que tampoco nos veremos mañana
No creo
¿Y durante los próximos días?
Será difícil
¡No, si al final parecerá que tenga que casarme con una de tus hermanas!
Pasaremos juntos el sábado por la tarde
Oh Estupendo ¿Y adónde piensas llevarme?
Esto -Alex permanece por unos instantes en silencio, no sabe muy bien cómo decírselo-. Tenemos el cursillo prematrimonial
¿También eso?
Es obligatorio
Está bien Hablamos luego, venga. Ahora quiero comer algo, me muero de hambre.
Como quieras Hasta luego, amor mío -Ah, una última cosa, Alex Tus hermanas no vienen al cursillo prematrimonial, ¿verdad?
Pero al día siguiente, y a pesar de la presencia de Simona, las distintas etapas que han programado Margherita y Claudia vuelven a ser un auténtico tour de force.
Miren, éstas son las invitaciones Pineider, las mejores de todas, las tienen en diferentes gramajes
Niki mira intrigada a la propietaria del precioso establecimiento de la via degli Scipioni. Ésta le sonríe.
El peso del papel determina, naturalmente, su coste Disculpen -mira primero a Simona, después a Margherita y, por último, a Claudia-, ¿cuál de ustedes es la novia?
Las tres se vuelven y señalan a Niki.
¡Ella!
Ah, bueno En ese caso tenemos también invitaciones más modernas y, además, depende siempre del tipo de letra que decidan emplear Eso es lo que marca la diferencia, tanto en lo relativo al coste como a la importancia y la modernidad de la invitación.
Pero ¿cuánto cuesta cada invitación? -Simona no consigue contener la curiosidad.
Margherita y Claudia hacen como si nada. La señora parece ligeramente avergonzada.
Bueno, digamos que antes debería elegir una, así podría decírselo con mayor precisión.
Niki decide salir en ayuda de su madre y coge al vuelo la primera de las que están esparcidas por la mesa.
Ésta, por ejemplo.
La señora la coge
Hum, veamos, número de referencia 30, ¿cuántos invitados?
Aún no lo sabemos, ¿verdad, Niki? -le pregunta Simona a su hija.
Ah.
Margherita y Claudia sonríen.
Digamos que aproximadamente
Unos
Unos
Niki y Simona se miran.
Bueno, digamos que unos
Bueno, más o menos
Cien -aventura finalmente Simona.
Al ver la expresión de asombro de Margherita, cambia de opinión:
Doscien
Ve la de Claudia y vuelve a cambiar:
Trescien
Las dos hermanas asienten con la cabeza risueñas.
Niki interviene de repente:
¡Cuatrocientos! Mis invitados serán cuatrocientos -dice risueña a la señora, que le devuelve la sonrisa y se pone en seguida a hacer unos cuantos cálculos.
Bien, supongo que querrán que las enviemos a los correspondientes domicilios, ¿verdad?
Sí, claro
En ese caso el coste de esta invitación, que pesa treinta gramos, y del envío a casa a los cuatrocientos invitados oscilará entre los mil ochocientos y los dos mil cuatrocientos euros
Simona abre desmesuradamente los ojos.
Bueno, si reciben una invitación que cuesta eso ¡Tendrán que asistir todos a la fuerza!
Luego continúan con la frenética resolución de los diferentes preparativos de la boda.
¿Te parecen bien éstos?
Niki niega con la cabeza desechando un pequeño colgante de plata como obsequio para los invitados.
¿Y esto? -Una jarrita de cerámica.
Niki vuelve a negar con la cabeza. Y así consideran uno a uno los objetos más variopintos, desde un pequeño marco de fotos a un lazo de plata, pasando por una bandejita con un hombre y una mujer estilizados que van en bicicleta, al estilo de los dibujos de Peynet, o un servilletero. Y eso no es todo.
¿Cómo organizamos la disposición de los invitados?
Margherita es incansable.
Pues
Pero ¿es que nunca descansan? -le comenta Niki en voz baja a su madre.
Simona se ríe.
Margherita avanza por la calle.
Mis amigas siempre han encontrado una manera encantadora de distribuirlos.
Yo, sin ir más lejos -explica Claudia-, usé nombres de flores Rosa, tulipán
Margherita, en cambio, está más orgullosa de su elección.
Pues yo utilicé piedras preciosas Mesa diamante, mesa jade, esmeralda o turquesa.
Nuestra amiga Ballarini optó por las frutas -prosigue Claudia-. Mesa melocotón, ciruela, pera Se casó en verano Simona esboza una sonrisa recordando su boda.
Nosotros organizamos las mesas pensando en la música: cada una llevaba el nombre de un grupo. En esa época la música nos volvía locos -se dirige sobre todo a Niki-. Mesa U2, mesa Wham! o mesa Aerosmith
Margherita y Claudia se miran de nuevo estupefactas.
¡Ah, qué simpático! -dicen con una sonrisa forzada.
Niki, por el contrario, parece entusiasmada
¡Me encantaría hacer como vosotros! Sólo que con grupos actuales No sé, tipo mesa Negramaro
Margherita se sorprende.
¿Quiénes son? Parece el nombre de un digestivo.
Claudia empuja a su hermana.
¡Desde luego, mira que eres antigua! Yo sí que los con Él se llama Giuliano y canta como los ángeles.
En esta ocasión son Niki y Simona las que sonríen.
Noventa y uno
Alex elige un tema musical para emplearlo de fondo en una parte de su filmación. Eh, es fácil trabajar con este programa de Mac. Hay que reconocer que son unos genios. Steve Jobs es muy bueno, y la verdad es que lamento que esté tan enfermo. La pequeña manzana nació gracias a su deseo de simplificar las cosas a las personas corrientes
Alex prosigue con su trabajo. Fundido, imagen, fundido. ¿Le gustará? Espero que sí. Mira los últimos fotogramas, ella se vuelve despacio, y luego el último encuadre, que se concentra en sus ojos, en lo que reflejan, en esa mirada, en esa historia de amor A continuación esa sonrisa, fundido, encuadre largo, y ella que aparece corriendo por las calles de Nueva York. Sí. Le gustará. No tardará en estar listo y lo colgaré en nuestra página web. Toc, toc. Llaman a la puerta.
¿Se puede, Alex?
Adelante.
Entra Leonardo, el director.
Estoy muy contento. Era justo lo que esperaba, lo que quería, el motivo por el que he luchado, y ahora lo he conseguido.
Alex se vuelve en su sillón.
No entiendo a qué te refieres Creo que se me escapa algo y, en caso de que me estés atribuyendo el mérito o la culpa de algo, he de decir que yo no tengo nada que ver -Sonríe intentando comprender algo más.
De manera triunfal, Leonardo pone una hoja sobre su escritorio. Luego, con la mano derecha, la vuelve hacia Alex para que éste pueda leerla. Él la coge. Todavía está caliente, la acaban de imprimir. Cuando está a punto de empezar a leer, Leonardo se le adelanta.
Es tu promoción a escala internacional, sólo supondrá hacer algún que otro viaje más, un máximo de seis desplazamientos al año, y tu lugar de trabajo seguirá siendo éste. Así que -Leonardo sonríe feliz, abriendo los brazos- máxima ganancia, mínimo esfuerzo. Prácticamente te doblan el sueldo
Alex apoya el folio sobre el escritorio.
No entiendo a qué viene ahora este ascenso. Porque es un ascenso, ¿verdad? No me parece que hayamos mandado ningún proyecto, no recuerdo haber firmado ninguna campaña en particular últimamente, como mucho hemos presentado diversas propuestas
De hecho -Leonardo se sienta delante de Alex-. ¿Recuerdas esa prueba que hicimos, de la que se encargó Raffaella, tu nueva ayudante?
Por supuesto Me acuerdo perfectamente, y también me acuerdo de ella, de la ayudante que yo no quería y que tú me obligaste a aceptar.
Me parece absurdo rechazar a una mujer por el mero hecho de que ésta pueda hacerte caer en la tentación. Si sucede una cosa así es porque algo no funciona, y entonces es inútil simular Además, es muy buena.
Sobre eso no tengo nada que decir.
Ni yo tampoco, el caso es que al final acabamos el proyecto y enviamos esas pruebas de documental, ese juego sobre los animales, sobre la naturaleza y el producto en sí
¡A mis espaldas!
Estabas en Nueva York cumpliendo tu otro sueño Mandamos el documental en tu nombre. -Leonardo se pone serio-. Pero no estás obligado Puedes seguir con la producción cinematográfica del anuncio que hemos acordado sólo si te apetece. Lo importante es que nuestra sede de Londres ha dicho que «el creador de LaLuna ha conquistado el mundo. Tiene a la industria a sus pies». Están encantados. Los has ayudado a firmar un contrato por valor de cincuenta millones de dólares Y por eso te han concedido este ascenso. Era lo mínimo que podían hacer, ¿no? -Leonardo se levanta del sofá-. Mínimo esfuerzo, máxima ganancia. Hecho esto, puedes irte otro mes a alguna parte si quieres, a algún faro en cualquier lugar del mundo, para variar. ¡Ya está! ¡Se me acaba de ocurrir una idea preciosa para tu luna de miel! -Leonardo abre las manos y, como si dejase fluir un eslogan en el vacío, lee un título sobre el escritorio de Alex. «Noches de ensueño en los faros más bonitos del mundo.» ¿Qué te parece?
Alex parece titubear por unos instantes.
Te lo agradezco; me parece una idea magnífica, serías un buen planificador de bodas Pero, si no te importa, de mi casamiento prefiero ocuparme yo.
Me parece justo Al igual que me lo parecerá que compartas tu decisión, sea cual sea, con la persona que, de alguna forma, ha contribuido a hacerla posible ¿La puedo llamar? -Sin darle tiempo a responder, Leonardo se encamina hacia la puerta, la abre y se asoma risueño-. Ven, Raffaella ¡Quiere hablar contigo!
Temerosa, ligeramente cohibida, ella aparece en el umbral al cabo de unos segundos. Es un spot publicitario viviente. Tiene una cabellera brillante, rizada y voluminosa. Su sonrisa resplandeciente produce el mismo efecto que los anuncios que animan a comprar chicles o pasta de dientes blanqueadora. Pero su sonrisa supera cualquier artificio.
Hola, Alex -Raffaella se detiene en la puerta-. Quería felicitarte por el ascenso -Se queda parada, enmarcada en el vano, ella, una imagen natural y provocadora, más pecadora que santa, salida a saber de qué nuevo y excitante círculo dantesco.
Leonardo, consciente del efecto que la mujer produce en Alex, lo mira con una expresión amistosa, como diciendo: «Oye, somos hombres, no puedes negar todo esto, no puedes hacer como si nada. De acuerdo, estás a punto de casarte, pero ella es como un superanuncio de carne y hueso, ¡reconócelo!» O, al menos, eso es lo que Alex lee en la mirada de su amigo.
Bueno, sí Estoy contento. Pero creo que debo darte las gracias a ti, el éxito es tuyo
Raffaella consigue controlar ahora su embarazo y recupera la seguridad en sí misma, sin dejar por ello de seguir siendo agradable.
Venga ya, no me tomes el pelo. Sabes de sobra que me diste unas indicaciones muy claras; yo me limité a seguirlas y a aplicarlas.
Sí, pero ya sabes lo que dicen: «Buenas ideas hay muchas, pero lo que cuenta es cómo las llevas a cabo.» Tu realización era perfecta. Eso fue lo que los impresionó
De acuerdo, pero sin tu intuición
Está bien, está bien -los interrumpe Leonardo-. Ambos sois muy buenos, y yo no sabría qué hacer sin vosotros. Ha sido gracias a vosotros que Londres se ha embolsado todo ese dinero, gracias a vosotros yo todavía soy el director y la Osvaldo Festa va viento en popa ¿De acuerdo? Y ahora me gustaría salir a comer algo con los dos, ¿os apetece? ¡Celebraremos este día en el mejor restaurante! -Mira a Alex, acto seguido a Raffaella, luego de nuevo a Alex-. No podéis negaros -Sonríe-. En parte porque seré yo el que pague la bendita comida, pero sobre todo ¡porque soy vuestro director!
Alex y Raffaella se miran fugazmente y a continuación sueltan una carcajada.
Bueno, si te pones así, no podemos negarnos.
Leonardo parece visiblemente satisfecho.
Mi chófer nos acompañará dentro de una hora. Mientras tanto podéis acabar lo que estabais haciendo y recoger
Raffaella sonríe y sale del despacho.
Hasta luego.
Leonardo hace ademán de salir a su vez.
Piénsalo bien, Alex No corres ningún riesgo, alguna que otra reunión breve en el extranjero a cambio de mucho dinero Pide consejo en casa No puedes rechazar esta oferta.
Está bien, gracias, Leo Lo pienso y luego hablamos.
Leonardo no logra entender sus vacilaciones. Debería haber aceptado ya encantado. Bah. No hay quien entienda a estos jóvenes de hoy en día. Tienen un montón de cualidades, son intuitivos, decididos, ambiciosos, pero después se arredran ante el menor cambio. Entra en su despacho sacudiendo la cabeza y pensando en lo que últimamente agita como una tempestad las reuniones con sus superiores: «Son unos críos» Se sienta al escritorio y responde al e-mail de Londres.
«Alex Belli está sorprendido y contento con vuestra propuesta» Reflexiona un momento acariciándose la barbilla con la mano. Ya está. Lo plantearé así. Y, resuelto, se pone manos a la obra. «Ha decidido llevar a cabo el proyecto. En lo tocante al ascenso y a sus nuevas funciones en el ámbito europeo, desea reflexionar con detenimiento.» Satisfecho de sus palabras, aprieta la tecla de envío. Después se apoya en el respaldo. Prácticamente les he dicho que Alex hará las películas que producimos y que si no acepta en seguida es porque se trata de una persona que atribuye a las cosas la importancia adecuada. Ellos sonreirán y comprenderán que eso significa también un sí, implícito, pero, a fin de cuentas, un sí. Claro que como Alex se entere se cabreará. No obstante, un director debe asumir también sus responsabilidades, ¿no? Y tras esta última consideración, llama a su secretaria por el intercomunicador.
Sí, señor, dígame.
Stefania, por favor, reserve de inmediato una mesa para tres
Por supuesto, ¿dónde? ¿Tiene ya alguna idea?
No Un sitio importante para quedar bien. ¡Sorpréndame! ¡Asuma usted la responsabilidad!
Stefania esboza una sonrisa.
Por supuesto, señor director Buscaré el mejor. -Corta la comunicación y sacude la cabeza. «Asuma la responsabilidad» Y ¿por qué no me encarga también que le organice su vida privada? Bah Lo que está claro es que aquí todos reciben un ascenso y que yo, que me ocupo del trabajo sucio, quedo siempre relegada a un segundo plano.
Buenos días, querría reservar una mesa para tres, por favor Sí, para dentro de una hora más o menos, con la mejor vista que tengan. Gracias.
Noventa y dos
Una vez a solas, Alex teclea de inmediato el número. Una llamada, dos, y por fin responde.
¡Niki! Cariño No sabes qué noticia -Se para a pensar un segundo-. ¿Cómo estás? Buenos días ¿Todo bien?
Niki sonríe mientras camina apresurada por la avenida que con duce a la universidad.
Sí, todo bien, exceptuando que he tenido una pesadilla.
¿Qué quieres decir?
He soñado que, en lugar de mis amigas las Olas, tus hermanas eran mis testigos.
Alex suelta una carcajada.
Entiendo, veo que la situación no hace sino empeorar ¿Estás segura de que no quieres que hable con ellas?
Niki sigue andando apresuradamente. Se acomoda la bolsa llena de libros sobre el hombro, que la hace ladearse un poco. Por un instante, ese nuevo ofrecimiento la deja perpleja. La verdad es que no estaría mal. Pero también podría empeorar las cosas. Significaría abandonar la lucha, retirarse y, de una forma u otra, sería como servirles la victoria en bandeja de plata.
No, cariño, te lo agradezco No te preocupes. ¡Estoy segura de que es sólo cuestión de estrés! ¡Dentro de nada no volveré a verlas, ni siquiera en sueños! Pero ¿qué era lo que querías decirme?
¡Que me han ofrecido un ascenso!
¡Magnífico! ¿Y a qué se debe?
Alex reflexiona por unos instantes. No le parece conveniente mencionar a su ayudante y a lo que ésta ha hecho.
Por nada en concreto. Ha gustado mucho una propuesta que hice para una campaña y me lo han ofrecido
Nike sube por la escalera de la facultad y ve que el aula está llena a reventar.
¡Perdona, Alex! Me alegro mucho por ti, pero tengo que entrar a buscar sitio. ¿Puedo llamarte luego?
Es tan bonito poder compartir cualquier decisión sobre el trabajo con la persona que amas
Te refieres a mí, ¿verdad?
Por supuesto ¡Tonta!
¿Y qué ocurre si la persona que amas tiene una clase en ese momento? No querrás que suspenda por haberme dedicado a hablar de tu ascenso, ¿verdad?
Alex sacude la cabeza. Siempre consigue embrollarme.
Vale, hablamos luego.
Alex -Niki ha notado su tono-. No tienes que decidir en seguida, ¿verdad? Hablaremos en cuanto tengamos un momento
Él sonríe.
Sí, tienes razón, cariño Que te vaya bien la clase. -Cuelga y mira el teléfono. No tiene remedio. Es demasiado rápida. ¡Parece una ametralladora! ¡Dispara ocurrencias como si fuesen pequeños eslóganes! ¿Tendrá preparada alguna para la iglesia? La verdad es que en poco menos de dos años ha cambiado mucho, parece una flor. Con la diferencia de que las flores, cuando brotan por las mañanas, son siempre iguales. Niki, en cambio, da la impresión de que se oculta debajo de los pétalos para ofrecer una sorpresa cada vez que uno de ellos se abre. La verdad es que me habría encantado comentar con ella esta decisión, porque sé que, si bien Leonardo lo ve muy sencillo, en el fondo puede complicarme mucho la vida. Quiero decir que como poco se trata de viajar a menudo al extranjero, además de tener que asumir el compromiso de la campaña y las consabidas reuniones, que, además, esta vez son sobre un producto muy diferente y en un medio nuevo, un cortometraje. A la fuerza será un lío.
Llaman a la puerta.
¿Se puede?
Raffaella se asoma.
Deberíamos ir saliendo -sonríe ladeando la cabeza.
En seguida voy.
Vale. Te espero allí.
Alex se levanta del sillón y coge su chaqueta. «Deberíamos ir saliendo» No está nada mal, la frase. Deberíamos ir saliendo. Resulta un poco extraña, pero expresa bien la idea. Se pone la chaqueta y sale de la oficina pensando que quizá el lío sea precisamente Raffaella.
Noventa y tres
Niki trata de abrirse paso entre los estudiantes que abarrotan la puerta del aula.
Perdonad, por favor, ¡me han guardado un sitio delante!
No es verdad. O, mejor dicho, se lo pidió a Barbara y espera que su amiga se haya acordado. Pero apenas consigue superar un poco de gente y llegar a las primeras filas, los estudiantes se levantan al mismo tiempo y se dirigen a la salida casi arrollándola.
¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
Los empujones casi la hacen tropezar hasta que, justo cuando está a punto de caerse al suelo, una mano la aferra por debajo de la axila y la levanta, ayudándola a ponerse de pie y a recuperar el equilibrio.
Gracias.
Ve la sonrisa de Guido.
De nada Te he visto. Dos tipos se han pegado por un sitio.
¿Están locos?
Sí, pero es que además hay una nueva ocupación.
¿Otra vez? ¿Por qué?
Bah, contra las nuevas leyes de recortes del ministro y porque, según parece, además está prevista una visita del papa. ¿Por qué le gustará tanto venir a la facultad? A mí me parece un auténtico coñazo