Más de lo que puedo darte á entender con palabras. Muy buena vida debe hacer Basanio, porque tal mujer es la bendicion de Dios y la felicidad del paraíso en la tierra, y si no la estima en la tierra, no merecerá gozarla en el cielo. Si hubiera contienda entre dos divinidades, y la una trajese por apuesta una mujer como Pórcia, no encontraria el otro dios ninguna otra que oponerla en este bajo mundo.
LORENZOTan buen marido soy yo para tí, como ella es buena mujer.
JÉSSICAPregúntamelo á mí.
LORENZOVamos primero á comer.
JÉSSICANo: déjame alabarte, mientras yo quiera.
LORENZONo: déjalo: vamos á comer: á los postres dirás lo que quieras, y así digeriré mejor.
(Vanse.)
ACTO IV
ESCENA PRIMERA
Tribunal en VeneciaDUX, SENADORES, ANTONIO, BASANIO, GRACIANO, SALARINO y SALANIODUX¿Y Antonio?
ANTONIOÁ vuestras órdenes, Alteza.
DUXTe tengo lástima, porque vienes á responder á la demanda de un enemigo cruel y sin entrañas, en cuyo pecho nunca halló lugar la compasion ni el amor, y cuya alma no encierra ni un grano de piedad.
ANTONIOYa sé que V. A. ha puesto empeño en calmar su feroz encono, pero sé tambien que permanece inflexible, y que no me queda, segun las leyes, recurso alguno para salvarme de sus iras. A ellas sólo puedo oponer la paciencia y la serenidad. Mi alma tranquila y resignada soportará todas las durezas y ferocidades de la suya.
DUXDecid que venga el judío ante el tribunal.
SALARINOYa viene, señor. Está fuera, esperando vuestras órdenes.
(Entra Sylock.)
DUX¡Haceos atras! ¡Que se presente Sylock! Cree el mundo, y yo con él, que quieres apurar tu crueldad hasta las heces, y luego cuando la sentencia se pronuncie, haces alarde de piedad y mansedumbre, todavía más odiosas que tu crueldad primera. Cree la gente que en vez de pedir el cumplimiento del contrato que te concede una libra de carne de este desdichado mercader, desistirás de tu demanda, te moverás á lástima, le perdonarás la mitad de la deuda, considerando las grandes pérdidas que ha tenido en poco tiempo, y que bastarian á arruinar al más opulento mercader monarca, y á conmover entrañas de bronce y corazones de pedernal, aunque fuesen de turcos ó tártaros selváticos, ajenos de toda delicadeza y buen comedimiento. Todos esperamos de tí una cortes respuesta.
SYLOCKVuestra Alteza sabe mi intencion, y he jurado por el sábado lograr cumplida venganza. Si me la negais, ¡vergüenza eterna para las leyes y libertades venecianas! Me direis que ¿por qué estimo más una libra de carne de este hombre que tres mil ducados? Porque así se me antoja. ¿Os place esta contestacion? Si en mi casa hubiera un raton importuno, y yo me empeñara en pagar diez mil ducados por matarle, ¿lo llevariais á mal? Hay hombres que no pueden ver en su mesa un lechon asado, otros que no resisten la vista de un gato, animal tan útil é inofensivo, y algunos que orinan, en oyendo el son de una gaita. Efectos de la antipatía que todo lo gobierna. Y así como ninguna de estas cosas tiene razon de ser, yo tampoco la puedo dar para seguir este pleito odioso, á no ser el odio que me inspira hasta el nombre de Antonio. ¿Os place esta respuesta?
BASANIONo basta, cruel hebreo, para disculpar tu fiereza increible.
SYLOCKNi yo pretendo darte gusto.
BASANIO¿Y mata siempre el hombre á los séres que aborrece?
SYLOCK¿Y quién no procura destruir lo que él odia?
BASANIONo todo agravio provoca á tanta indignacion desde luego.
SYLOCK¿Consentirás que la serpiente te muerda dos veces?
ANTONIOMira que estás hablando con un judío. Más fácil te fuera arengar á las olas de la playa cuando más furiosas están, y conseguir que se calmen; ó preguntar al lobo por qué devora á la oveja, y deja huérfano al cordero; ó mandar callar á los robles de la selva, y conseguir que el viento no agite sus verdes ramas: en suma, mejor conseguirias cualquier imposible, que ablandar el durísimo corazon de ese hebreo. No le ruegues más, no le importunes: haz que la ley se cumpla pronto, á su voluntad.
BASANIOEn vez de los tres mil ducados toma seis.
SYLOCKAunque dividieras cada uno de ellos en seis, no lo aceptaria. Quiero que se cumpla el trato.
DUX¿Y quién ha de tener compasion de tí, si no la tienes de nadie?
SYLOCK¿Y qué he de temer, si á nadie hago daño? Tantos esclavos teneis, que pueden serviros como mulos, perros ó asnos en los oficios más viles y groseros. Vuestros son; vuestro dinero os han costado. Si yo os dijera: dejadlos en libertad, casadlos con vuestras hijas, no les hagais sudar bajo la carga, dadles camas tan nuevas como las vuestras y tan delicados manjares como los que vosotros comeis, ¿no me responderiais: «son nuestros?» Pues lo mismo os respondo yo. Esa libra de carne que pido es mia, y buen dinero me ha costado. Si no me la dais, maldigo de las leyes de Venecia, y pido justicia. ¿Me la dais? ¿sí ó no?
DUXUsando de la autoridad que tengo, podria suspender el consejo, si no esperase al Dr. Belario, famoso jurisconsulto de Pisa, á quien deseo oir en este negocio.
SALARINOSeñor: fuera aguarda un criado que acaba de llegar de Pádua con cartas del doctor.
DUXEntregádmelas, y que pase el criado.
BASANIO¡Valor, Antonio! Te juro por mi nombre, que he de dar al judío toda mi carne, y mi sangre, y mis huesos, antes que consentir que vierta una sola gota de la sangre tuya.
ANTONIOSoy como la res apartada en medio de un rebaño sano. La fruta podrida es siempre la primera que cae del árbol. Dejadla caer: tú, Basanio, sigue viviendo, y con eso pondrás un epitafio sobre mi sepulcro.
(Sale Nerissa, disfrazada de pasante de procurador.)
DUX¿Vienes de Pádua? ¿Traes algun recado del Dr. Belario?
NERISSAVengo de Pádua, señor. Belario os saluda. (Le entrega la carta.)
BASANIOSylock, ¿por qué afilas tanto tu cuchillo?
SYLOCKPara cortar á Antonio la carne que me debe.
GRACIANONingun metal, ni áun el hierro de la segur del verdugo, te iguala en dureza, maldecido hebreo. ¿No habrá medio de amansarte?
SYLOCKNo, por cierto, aunque mucho aguces tu entendimiento.
GRACIANO¡Maldicion sobre tí, infame perro! ¡Maldita sea la justicia que te deja vivir! Cuando te veo, casi doy asenso á la doctrina pitagórica que enseña la transmigracion de las almas de los brutos á los hombres. Sin duda tu alma ha sido de algun lobo, inmolado por homicida, y que desde la horca fué volando á meterse en tu cuerpo, cuando aún estabas en las entrañas de tu infiel madre: porque tus instintos son rapaces, crueles y sanguinarios como los del lobo.
SYLOCKComo no logres quitar el sello del contrato, nada conseguirás con tus destempladas voces sino ponerte ronco. Graciano, modera tus ímpetus y no pierdas la razon. Yo sólo pido justicia.
DUXBelario en esta carta recomienda al Consejo un jóven bachiller, buen letrado. ¿Dónde está?
Como no logres quitar el sello del contrato, nada conseguirás con tus destempladas voces sino ponerte ronco. Graciano, modera tus ímpetus y no pierdas la razon. Yo sólo pido justicia.
DUXBelario en esta carta recomienda al Consejo un jóven bachiller, buen letrado. ¿Dónde está?
NERISSAMuy cerca de aquí, aguardando vuestra licencia para entrar.
DUXY se la doy de todo corazon. Vayan dos ó tres á recibirle de la manera más respetuosa. Entre tanto, leamos de nuevo la carta de Belario: «Alteza: cuando recibí vuestra carta me hallaba gravemente enfermo, pero dió la casualidad de que, en el momento de llegar el mensajero, estaba conmigo un jóven doctor de Pádua llamado Baltasar. Le conté el pleito entre Antonio y el judío: repasamos pronto muchos libros: le dije mi parecer, que es el que os expondrá, rectificado por su inmenso saber, para el cual no hay elogio bastante. Él hará lo que deseais. No os fijeis en lo mozo que es, ni creais que por eso vale menos, pues nunca hubo en cuerpo tan juvenil tan maduro entendimiento. Recibidle, pues, y más que mi recomendacion, han de favorecerle sus propias acciones.» Esto es lo que Belario dice. Aquí viene el Doctor, si no me equivoco.
(Sale Pórcia, de abogado.)
Dadme la mano. ¿Venis por encargo de Belario?
PÓRCIASí, poderoso señor.
DUXBien venido seais. Tomad asiento. ¿Estais enterado de la cuestion que ha de sentenciar el tribunal?
PÓRCIAPerfectamente enterado. ¿Quiénes son el mercader y el judío?
DUXAntonio y Sylock: acercaos.
PÓRCIA¿Sois vos Sylock?
SYLOCKEse es mi nombre.
PÓRCIARaro litigio teneis: extraña es vuestra demanda, y no se os puede negar, conforme á las leyes de Venecia. Corre mucho peligro vuestra víctima. ¿No es verdad?
ANTONIOVerdad es.
PÓRCIA¿Confesais haber hecho ese trato?
ANTONIOLo confieso.
PÓRCIAEntonces es necesario que el judío se compadezca de vos.
SYLOCK¿Y por qué? ¿Qué obligacion tengo? Decídmelo.
PÓRCIALa clemencia no quiere fuerza: es como la plácida lluvia del cielo que cae sobre un campo y le fecunda: dos veces bendita porque consuela al que la da y al que la recibe. Ejerce su mayor poder entre los grandes: el signo de su autoridad en la tierra es el cetro, rayo de los monarcas. Pero aún vence al cetro la clemencia, que vive, como en su trono, en el alma de los reyes. La clemencia es atributo divino, y el poder humano se acerca al de Dios, cuando modera con la piedad la justicia. Hebreo, ya que pides no más que justicia, piensa que si sólo justicia hubiera, no se salvaria ninguno de nosotros. Todos los dias, en la oracion, pedimos clemencia, pero la misma oracion nos enseña á perdonar como deseamos que nos perdonen. Te digo esto, sólo para moverte á compasion, porque como insistas en tu demanda, no habrá más remedio, con arreglo á las leyes de Venecia, que sentenciar el pleito en favor tuyo y contra Antonio.
SYLOCKYo cargo con la responsabilidad de mis actos. Pido que se ejecute la ley, y que se cumpla el contrato.
PÓRCIA¿No puede pagar en dinero?
BASANIOYo le ofrezco en nombre suyo, y duplicaré la cantidad, y áun la pagaré diez veces, si es necesario, y daré en prenda las manos, la cabeza y hasta el corazon. Si esto no os parece bastante, será porque la malicia vence á la inocencia. Romped para este solo caso esa ley tan dura. Evitareis un gran mal con uno pequeño, y contendreis la ferocidad de ese tigre.
PÓRCIAImposible. Ninguno puede alterar las leyes de Venecia. Seria un ejemplar funesto, una causa de ruina para el Estado. No puede ser.
SYLOCK¡Es un Daniel quien nos juzga! ¡Sabio y jóven juez, bendito seas!
PÓRCIADéjame examinar el contrato.
SYLOCKTómale, reverendísimo doctor.
PÓRCIASylock, te ofrecen tres veces el doble de esa cantidad.
SYLOCK¡No! ¡no!: lo he jurado, y no quiero ser perjuro, aunque se empeñe toda Venecia.
PÓRCIAHa espirado el plazo, y dentro de la ley puede el judío reclamar una libra de carne de su deudor. Ten piedad de él: recibe el triplo, y déjame romper el contrato.
SYLOCKCuando en todas sus partes esté cumplido. Pareces juez íntegro: conoces la ley: has expuesto bien el caso: sólo te pido que con arreglo á esa ley, de la cual eres fiel intérprete, sentencies pronto. Te juro que no hay poder humano que me haga dudar ni vacilar un punto. Pido que se cumpla la escritura.
ANTONIOPido al tribunal que sentencie.
PÓRCIABueno: preparad el pecho á recibir la herida.
SYLOCK¡Oh sabio y excelente juez!
PÓRCIALa ley no tiene duda ni admite excepcion en cuanto á la pena.
SYLOCK¡Cierto, cierto! ¡Oh docto y severísimo juez! ¡Cuánto más viejo eres en jurisprudencia que en años!
PÓRCIAApercibid el pecho, Antonio.
SYLOCKSí, sí, ese es el contrato. ¿No es verdad, sabio juez? ¿No dice que ha de ser cerca del corazon?
PÓRCIAVerdad es. ¿Teneis una balanza para pesar la carne?
SYLOCKAquí la tengo.
PÓRCIATraed un cirujano que restañe las heridas, Sylock, porque corre peligro de desangrarse.
SYLOCK¿Dice eso la escritura?
PÓRCIANo entra en el contrato, pero debeis hacerlo como obra de caridad.
SYLOCKNo lo veo aquí: la escritura no lo dice.
PÓRCIA¿Teneis algo que alegar, Antonio?
ANTONIOCasi nada. Dispuesto estoy á todo y armado de valor. Dame la mano, Basanio. Adios, amigo. No te duelas de que he perecido por salvarte. La fortuna se ha mostrado conmigo más clemente de lo que acostumbra. Suele dejar que el infeliz sobreviva á la pérdida de su fortuna y contemplar con torvos ojos su desdicha y pobreza, pero á mí me ha libertado de esa miseria. Saluda en mi nombre á tu honrada mujer: cuéntale mi muerte: dile cuánto os quise: sé fiel á mi memoria; y cuando ella haya oido toda la historia, podrá juzgar y sentenciar si fuí ó no buen amigo de Basanio. No me quejo del pago de la deuda: pronto la habré satisfecho toda, si la mano del judío no tiembla.
BASANIOAntonio, quiero más á mi mujer que á mi vida, pero no te amo á tí menos que á mi mujer y á mi alma y á cuanto existe, y juro que lo daria todo por salvarte.
PÓRCIANo te habia de agradecer tu esposa tal juramento, si estuviera aquí.
GRACIANOCiertamente que adoro á mi esposa. ¡Ojalá que estuviese en el cielo para que intercediera con algun santo que calmase la ira de ese perro!
NERISSAGracias que no te oye tu mujer, porque con tales deseos no podria haber paz en vuestra casa.
SYLOCK¡Qué cónyuges! ¡Y son cristianos! Tengo una hija, y preferiria que se casase con ella un hijo de Barrabas antes que un cristiano. Pero estamos perdiendo el tiempo. No os detengais: prosiga la sentencia.
PÓRCIASegun la ley y la decision del tribunal, te pertenece una libra de su carne.