Aquellos días hablábamos de muchas cosas, desde lo mucho que le costaba poner lavadoras hasta de las ganas que tenía de volver a verme. Yo decía poco y escuchaba mucho, me encontraba en arenas movedizas y temía sentirme locamente atraída hacia ella, cegada por la pasión, por sus encantos, por aquellos ojos suyos que me incendiaban. Vivía en perpetuo malestar porque yo tenía una pareja que no se merecía aquello pero era incapaz de evitarlo, afrontar la situación y admitirla.
No entendía nada de lo que estaba pasando. Un día me llegó un mensaje suyo a las tantas de la noche.
Júlia
No estic gaire bé amb el David
David era el pardillo que tenía por novio. Pagaba las facturas y cambiaba las sábanas de la cama en la que los amantes se corrían sobre Júlia, esa misma cama en la que dormía con él. Yo pensaba que él consentía todo aquel circo, que era uno de esos tíos a los que les va ser un cornudo y que su mujer se pase por la piedra a media Barcelona. En realidad el pobre señor no sabía nada y era feliz amansando a las fieras de un colegio como profesor de educación física.
Siempre he pensado que, en general, los profesores de deporte son unos bastardos. Tuve uno que de pequeña me llamaba gorda y me obligaba a correr más que el resto y luego otra, autoritaria era una sargento de hierro, a la que le caía mal porque no se me daba bien saltar al plinto y la cabronaza me suspendía cada vez que podía. Siempre pasa en los putos colegios de monjas, entre curas pederastas, violadores y otros seres anormales no damos abasto pero el tal David parecía decente; mientras el tío curraba la otra se la estaba comiendo a cualquier tarao que le hubiera hecho caso.
Una tarde, antes de conocernos en persona y justo antes de coincidir por primera vez en la revista, Júlia empezó a hablar de poliamor; me mandó mil mensajes diciendo que no estaba lo suficientemente deconstruida pero que era un paso que había dado y no se arrepentía.
Júlia
Perquè, cuqui, ja saps que amb el David mai ha funcionat del tot bé, entens?
Tendría que haberla matado entonces y haberme bañado en su sangre de petarda sideral. Sus temas de conversación nunca venían a cuento y me decía cosas jodidamente aburridas pero entre que me ponía a mil, que soy imbécil y me fijo siempre en los más perturbados y las más locas, allí estaba yo haciéndole caso e inflándole el ego, dándole atención y cariño constantes.
Me dijo que con David habían abierto la relación porque estaban mal y que ahora estaban viendo cómo iban las cosas. A mí este rollo pequeño burgués de mi-existencia-es-aburrida-y-tengo-que-inventarme-problemas-porque-me-alimento-del-drama-y-si-no-tengo-drama-no-tengo-vida, no me va. Ella pensando en comerse más pollas, que le lamiesen mejor el coño, saliendo en la prensa y tenía al pardillo currando como un negro para llegar a fin de mes.
Alucino con la capacidad que tiene esta gente de crear teorías para justificar sus comportamientos inmorales. Yo sabía que ponerle los cuernos a mi novio no era algo muy decente, aunque eso tampoco me quitaba el sueño. Los tiempos son líquidos hasta para la moral pero, coño, de ahí a no tener ninguna hay una enorme diferencia.
Júlia
Doncs el David i jo tenim una relació oberta
Alexandra
Claro
Júlia
Jo ho necessitava, cuqui
Alexandra
Entiendo ¿y él?
Júlia
Jo ho necessitava molt perquè mofegava tal i com estàvem, saps?
Alexandra
Ya, si tiene que ser jodido
Júlia
I això, anem veient ja et dic, és el millor que he fet, així puc sortir amb gent i tal, i estar amb ell, perquè me lestimo molt
Alexandra
No, si ya
Júlia
És la meva família, no el podria deixar mai, Alexandra
Alexandra
Ahá, claro
Júlia
A més és molt bon tio, ara vivim junts
Alexandra
Si habéis llegado los dos a ese acuerdo, genial, aunque yo no lo veo
Júlia
I és clar, és una cosa diferent però la gent ho ha dentendre
Alexandra
No, si es lo que os va bien
Júlia
Es que tia, ningú em pot dir les polles que em puc o no menjar, saps? ¡Que soy una mujer empoderada!
Alexandra
No, si ya, si yo te entiendo pero ya sabes como es la gente
Júlia
I si magrada una tia, doncs me la follo i ja, que després tinc el David que mestima moltíssim!
Alexandra
¡Claro tía!
Júlia
Bueno, que parlo molt de mi, i tu què amb el Carlos?
Alexandra
Pues tengo una relación cerrada y soy monógama, no me planteo otra cosa
Júlia
Bueno cuca, com tu vegis, cada una sho ha de gestionar a la seva manera
Todas las conversaciones con Júlia eran delirantes pero yo no lo veía y aquello hizo que me replanteara si las relaciones abiertas tenían sentido porque, claro, como a ella le iba tan bien y todos estaban tan felices pues a lo mejor era el futuro. Quién coño sabía ya.
Luego resultó que el novio la echó a la puta calle cuando ella llegó a las 7 de la mañana de un sábado, con condones en el bolso, aunque ellos hacía meses que no follaban. Cuando lo del poliamor solo lo practica una de las partes no parece una opción de futuro.
Aquel desgraciado no sabía que su novia tenía el coño más transitado que la parada de metro de Plaza Catalunya. Júlia, en una de las suyas, había abierto la relación sin decirle nada a David.
Jugada maestra.
He conocido a peña rara, sádicos de mierda y gente que le mola que le caguen y meen encima pero lo de Júlia no tenía nombre. Además se follaba a los más subnormales y cabronazos de Barcelona y yo, como buena imbécil, me enamoré de ella. Me daba pena, en el fondo follaba con otros para llenar el vacío que tenía con su pareja, con su familia, con los estudios y la vida. Yo estaba convencida que era una víctima de la sociedad y le ayudaría a cambiar eso ¡Y una mierda! Era una auténtica hijadelagranputa y yo una anormal utópica de mierda. Hay gente que no cambia, no porque no pueda, sino porque no quiere. Les va bien como les va.
Pasaban los días y la cosa iba bien. Yo seguía con mi vida de mierda, mi curro de pena y mis viejos preocupados diciéndome que del cuento no se vivía aunque yo siempre he tenido la esperanza que sí que me tenía que buscar un curro en condiciones y terminar la carrera. Es lo típico que quieren los padres sin darse cuenta que el mundo no es como antes, que ellos son de una generación que pudo colocarse sin problemas en un trabajo que, si no era para toda la vida, lo podía ser. Tienen sueldos de miseria pero llegaron el primer día que abrió la empresa, la fábrica, el taller o qué se yo, y les dieron el puesto. A nosotros nos toca jodernos por sueldos todavía más de mierda que no permiten ninguna opción de vida.
Los jóvenes que leéis esto sabéis de lo que hablo. Antes a la gente le daba para drogarse y ahora hay que contar las pelas hasta para eso. No estoy hablando de hacerse adulto y poder tener una vida, un piso y todas las cosas que las revistas de moda ya se encargan de decirte que ya no se llevan para que te conformes y no notes el peso de tus cadenas y tu miseria.
Después de una semana de mierda quedé con una colega que me invitó a ir a ver a una amiga suya que daba una charla feminista. En Barcelona, si eres progre y de izquierdas, tienes charlas, talleres y conferencias para elegir cada semana. Salen como setas. No tengo nada en contra del feminismo, yo soy un personajillo de este mundo tan poco estético y de poca monta. Un día deberíamos hablar del por qué la peña de izquierda viste tan mal, me pone de mala hostia pensarlo. En fin, que el feminismo está de moda o, peor, la gente se lo toma como una moda.
Total, que lo he dejado con Sara.
Joder, qué putada, tía.
Dice que necesita conocer a otra gente
Ese es el tema de nuestros días: conocer gente. No como quien sale a comprar el pan y habla con la del súper y el tío del estanco. La peña vive en una peli porno emocional y están convencidos que cada dos pasos van a encontrar a otro amor de su vida, otro más que añadir a la lista. Las relaciones, Internet, el puto mundo líquido, la gente se aburre mucho y en vez de plantearse qué narices le pasa se buscan un amante o se cuestionan su sexualidad y se lían con la vecina del cuarto.
Aunque haya miles de millones de personas en el planeta todos somos unos gilipollas de la hostia. No entiendo a santo de qué les entran a todos las prisas por follarse a más gente eso es lo único que quería decir conocer gente para este tipo de personas, sin detenerse a entender al otro o a preocuparse por sus problemas.
Yo soy la loca desfasada por ser comunista y todos ellos postsubnormales y demás de su gremio son gente que está en el mundo. Gente de mierda.
Ya sé lo que estaréis pensando los tíos de cuarenta tacos (había escrito cincuenta pero un amigo mío me dijo que bajase la edad a cuarenta, que así os jodería más). Veníais buscando escenas pornolésbicas. Pues os vais a joder, porque las hay pero os pienso dar la matraca hasta entonces. Os va a costar caro pajearos a nuestra costa.
A lo que iba: conocer gente en Tinder, tirar fichas en Twitter, enviar fotos por privado, la historia de conectar echando un polvo sin saberte el nombre de la persona, claro. Que si queréis follar, pues coño, se dice, y ya ¿Por qué narices tenemos que sufrir todos por vuestra puta hipocresía y cobardía? Nadie se va a escandalizar por eso, joder. Es lo que odio de hoy en día. Nadie llama a las cosas por su nombre ¿Poliamor? Vale ¿Libertinaje? Mejor.
Bueno, ahora que lo has dejado con Sara puedes conocer a otra gente tú también.
Yo es que supe, desde que la vi, que era el amor de mi vida, Alex.
No, si te entiendo.
Y cuando fuimos a Londres porque quería ver el museo de Harry Potter me di cuenta que quería estar con ella de verdad.
Otra de las cosas que me encantan de mis amigas feministas es cómo cargan contra el amor romántico. Se enfadan con todas las parejas heteros que conocen como si fueran el demonio pero ellas romantizan las suyas hasta límites demenciales. Lo que yo odio de las parejas heteros es que vayan a cenar a pizzerías italianas, no que se quieran y se lo pasen bien juntos. Qué lecciones voy a dar yo, si soy una jodida romántica. No quiero ocultar que soy una desgraciada, una desarraigada que nunca va a ser lo bastante feminista, lo bastante comunista y que está poniendo en ridículo a Karl Marx por ser una revisionista de mierda.
Nunca voy a poder odiar a los hombres con tranquilidad porque me gustan demasiado.
Bueno, tú, ahora a salir y a olvidarte un poco de Sara.
Sí, también se llamaba Sara. Eran las novias siamesas.
No, si seguimos siendo amigas ¡Mira! ¡Ahí viene Ana! ¿Te la he presentado alguna vez?
Que va, no la conozco.
Toma, Ana, siéntate. Esta es Alexandra.
Hola, Ana, ¡me suenas de algo...!
Claro, tía, es la que da la charla, la de Twitter, queergrunge.
¡Ah, coño! Me flipas, tía.
Esta es mi novia, Berta.
Qué pasa, tía.
Encantada, Alexandra. ¿Qué tal Sara?
Pues nada hija, aquí. Le estaba diciendo a Alexandra que me ha dejado Sara.
¡Hostia! Ana no me había dicho nada!
¡Es que es una dramas! a ver, que hay más mujeres en el mundo, ¡coño! ¿Qué te tengo dicho de las dependencias emocionales?
Oye, ¿no llegaremos tarde?
Tranquila, Alexandra, sin Ana no pueden empezar.
Nos bebimos el culo de birra que quedaba y nos largamos hacia el local donde la amiga de Sara daba la charla. Era el centro cívico de Fort Pienc, cerca de Arc de Triomf. Lo organizaba una de esas agrupaciones feministas en las que todas se habían liado con todas, hacían talleres sobre como coserte tu propia ropa, en vez de patatas te vendían tabulé para comer y sus otros comistrajes veganos. Total, que llegamos al sitio. Me fui directa a buscar cerveza porque sabía que iba a necesitar más de una.
Podeu seure a primera fila.
Una chica de la asociación, la Rabia Feminista, nos dijo que nos pusiéramos delante. Éramos las estrellas del lugar.
Bueno, creo que ya puedo ir empezando. Berta, pásame el portátil, cariño.
Hostia, Sara, el otro día conocí a una tía de tu asociación feminista.
¿De dónde?
De aquí, de Barcelona, sale en la prensa y eso. Colabora en mi revista.
No sabes lo mal que me caen esos señoros, tía. Además, es que sueltan unas cuñadeces, no entiendo cómo les aguantas.
Ya, son unos gilipollas. Lo que te decía, esta tía a lo mejor te suena, se llama Júlia.
Una que tiene los ojos azules y el pelo rubio, ¿no? Sé quién dices.
Pues eso.
Está en el grupo LGTBI conmigo.
Ah, coño, ¿os conocéis mucho?
Perdoneu, aquesta cadira és vostra?
Un chaval se acercó pidiéndonos la silla. Miré hacia atrás. El local estaba hasta los topes. Había un huevo de gente de pie y no se veía el final de la cola de los que estaban esperando en la calle. Desde que la Despentes se había vuelto una superventas las charlas de feminismo eran el nuevo rock y el poliamor ya era el mainstream del amor. Miré el móvil a ver quién me había hablado y cuántas menciones nuevas tenía en Twitter. Júlia no daba señales de vida aquella tarde. Mi madre me decía, como siempre, que no llegase tarde y mi novio hacía acto de presencia con su típico mensaje de que me quería mucho. Al resto ni me molesté en leerlos.
Me levanté a pillar una birra antes de que la otra petarda comenzase con su historia de por qué todas teníamos que dejar a nuestros novios y ser bolleras o, en su defecto, follar compulsivamente con todo aquel o aquella que se nos abriese de piernas. No soy de esas tías que quiere volver a meter a las mujeres en casa y está convencidísima que los tíos son unos pobrecitos, que están torturados por el matriarcado y por las locas feminazis de las denuncias falsas. No es eso, joder. Solo os digo que me la pela bastante con quien folles. A mí me encanta hacerlo, pero igual que me pongo el puto disco de In Utero y me lo rayo durante días sin parar también hay veces que me mola desconectar incluso de Nirvana y descansar. Está genial que nos digan a las tías que follemos y que les jodan a nuestras parejas pero, yo qué sé, luego la angustia vital sigue ahí. Sintiéndonos vacías por un sistema inhumano que trata a la gente como si fueran cosas y lo único que tiene valor son los putos objetos. Todo va como una mierda y parece que todos estamos más preocupados echándonos la culpa y pensando en cómo pillar el mayor número de ETS posibles que en cambiar el mundo.
Alexandra, mira, esta es Nat.
Hola, Nat.
Com va, Alexandra?
Alexandra tiene una revista donde habla de feminismo y hace cosas en Internet.
Coi, nena, estàs ben posada, eh?
Bueno, se hace lo que se puede.
Nat y su novia Erra tienen un grupo de música, tocan después de la charla de Ana.
¿Y qué música hacéis?
Tienen una que se llama Ciudad hetero que te va a gustar.
Bueno, Erra toca la guitarra i jo canto el que escrivim juntes, poc més. Però ens ho passem de conya.