La voz sola - Ana María Martínez Sagi 4 стр.


Pero tal vez este confinamiento en el periodismo de asunto deportivo se explique porque nuestra autora había alcanzado gran notoriedad como atleta, especialmente en la modalidad de lanzamiento de jabalina. Tras participar en diversos festivales y campeonatos catalanes, siempre con el equipo del Club Femení i dEsports, Ana María formará parte de la selección catalana que compita en los primeros Campeonatos Femeninos de Atletismo, celebrados en Madrid en octubre de 1931. Esta nueva visita a la capital acrecentará todavía más su fama.

A la conquista de Madrid

Regresa la señorita Ana María Martínez Sagi. Presentación sin estiramiento y charla como de antiguos camaradas:

Tenía me confiesa grandes deseos de volver a Madrid. Este esfuerzo nuestro es menester que se sepa y, si es posible, que se imite en ciudades como la capital, donde hay una mujer de la clase media a la que es preciso independizar, sacar de su hogar, para llevársela al campo, al Club, a los deportes...

»Nuestra labor en Barcelona ha sido ímproba, y me refiero ahora no a la organización del equipo que ha venido a tomar parte en los campeonatos femeninos, sino a la tarea de dar vida al Club Femenino y de Sports. Esta Sociedad la hemos creado unas cuantas amigas, llenas de buen deseo, para agrupar a las muchachas de la clase media que simpatizasen con este afán nuestro de la vida al aire libre y de la cultura, que no es exhibicionismo, y mucho menos deseos de crear marimachos.

»Los comienzos fueron dificilísimos. Hay que tener en cuenta que éramos muy pocas y todas teníamos trabajo en oficinas o talleres. Había que sacrificar las escasas horas libres para dar forma a nuestro pensamiento... con una cuota de dos pesetas.

»Muchas de las que vinieron al principio se cansaron pronto, porque vieron que no había tennis, ni flirteo, ni discusiones estúpidas. Hicieron bien dejándonos.

»Hoy las cosas han cambiado mucho. Tenemos cerca de dos mil socias y un local donde nos reunimos para dar clases, charlar, atender a nuestras particulares organizaciones, etc. Pero, además, hemos solicitado de la Generalidad que nos conceda la planta baja de uno de los magníficos hoteles que se construyeron en la Plaza de España para la Exposición. Es un local espléndido, propio para gimnasio, con numerosas dependencias y una magnífica piscina. Si logramos que nos lo den y tenemos las mejores impresiones, habremos dado un salto decisivo.

»A mí me parece que en Madrid sería preciso que un grupo de muchachas de buena voluntad, de tantas chicas simpatiquísimas como hemos tratado estos días, enamoradas de la sierra, que desdeñen un poco los prejuicios absurdos, se reunieran para constituir una Agrupación parecida a la nuestra. Más adelante, y contando con nosotras, estableceríamos un intercambio que por descontado estoy segura que sería de corazón fraternal. Tal vez los primeros pasos serían difíciles, y hasta no faltarían algunas sonrisas burlonas. Pero en ellas estaría el acicate más poderoso...

»De todo esto voy a hablar en el Lyceum Femenino, y en cualquier otro sitio, si tuviera oportunidad y tiempo.

»A mí me trae a Madrid el deseo de dar un recital de mis poesías. Labor modestísima de una muchacha muy catalana que hace poesía en un castellano que creo hondo y sentido. Pero esto no lo diga. Podría sonar a jactancia, y nada más lejos de ello. Lo que quisiera demostrar es que se puede hacer compatible el trabajo, la afición a la poesía y el atletismo. Todo en una feminidad que me enorgullece. Y lo que hago yo, es natural que muy mejorado, podrá hacerlo otra cualquiera. ¿No lo cree? ¿Irá a la conferencia?

El Club Femení i dEsports no es uno de esos clubes femeninos donde las señoras se reúnen a hablar mal de las amigas y a analizar la licenciosa vida de los maridos o la conducta insufrible de las criadas, ni es uno de esos clubes deportivos donde van las muchachas a jugar al tenis con Pablito y con Pedrito, o a meterse en una canoa con un precioso traje de marinero de la escuadra inglesa, y a flirtear y a bailar, y a beber cocktails.

»El Club Femení i dEsports es una organización esencialmente democrática a la que pertenecen las obreras y las empleadas con el mismo título que las estudiantes y las que ejercen profesiones liberales, sin jerarquías ni distinción de clases sociales. Una organización donde se proporciona a las muchachas de Barcelona los medios de practicar alegremente los deportes y la cultura física. Una organización abierta al mismo tiempo a todas las inquietudes culturales y políticas, donde se forja el espíritu moderno de la mujer catalana, dentro de un cuerpo que se trata de hacer sano y fuerte. [...]

»A nosotras nos preocupa la muchacha de clase media y la chica obrera: encerrada la primera ocho o diez horas en la oficina; la segunda, prisionera de la fábrica o el taller, en una atmósfera malsana, obligada a un trabajo duro y agotador; estas muchachas que trabajan, que producen y que arriesgan su salud, sin posibilidad de restaurar sus energías, de divertirse con algo que efectivamente las distraiga y al mismo tiempo les reporte un beneficio espiritual. De estas mujeres no se había preocupado nadie en Barcelona, y mucho me temo que en España tampoco.

»Y he aquí, pues, que unas cuantas muchachas animadas de una voluntad y un tesón sin límites, resolvimos crear con nuestro solo esfuerzo, animadas de un verdadero espíritu de comprensión y de compañerismo, esta entidad. Estipulamos la cuota mensual de una peseta. El primer mes recogimos la importantísima cantidad de dieciocho pesetas. Ya era algo.

»A nosotras nos preocupa la muchacha de clase media y la chica obrera: encerrada la primera ocho o diez horas en la oficina; la segunda, prisionera de la fábrica o el taller, en una atmósfera malsana, obligada a un trabajo duro y agotador; estas muchachas que trabajan, que producen y que arriesgan su salud, sin posibilidad de restaurar sus energías, de divertirse con algo que efectivamente las distraiga y al mismo tiempo les reporte un beneficio espiritual. De estas mujeres no se había preocupado nadie en Barcelona, y mucho me temo que en España tampoco.

»Y he aquí, pues, que unas cuantas muchachas animadas de una voluntad y un tesón sin límites, resolvimos crear con nuestro solo esfuerzo, animadas de un verdadero espíritu de comprensión y de compañerismo, esta entidad. Estipulamos la cuota mensual de una peseta. El primer mes recogimos la importantísima cantidad de dieciocho pesetas. Ya era algo.

»Por supuesto, el Club Femení i dEsports fue el centro de burlas y supuestas donosuras por parte de los sectores más contrarios al progreso, que hicieron dificilísima la labor inicial. Algunas de las que emprendieron el camino se cansaron, vencidas por los escollos que surgían a nuestro paso. Otras, en cambio, resistimos. Hoy el Club, en su tercer año de vida, cuenta con mil setecientas socias y tiene local social, biblioteca bastante nutrida, gimnasio, campo de deportes junto a las montañas del Tibidabo y una playa, exclusivamente para nosotras, a veinte minutos de la ciudad.

»¡Si supierais cuántas anormalidades, cuántas naturalezas enclenques, cuántas constituciones débiles hemos salvado! Una mujer médico cuida de la revisión de las fichas para que cada socia practique la cultura física que le conviene. Seguidamente se duchan. ¡Si supierais qué regalo y qué delicia significa para la mayoría de ellas, que viven en casitas pobres, en viviendas míseras, éste del agua!

»Nos interesa la política; nos preocupa toda la cuestión social. Somos leales a la República y aspiramos a la disolución de las clases, del mismo modo que aspiramos a que en nuestro Club no haya jerarquías, sólo compañeras de verdad. Nos interesan también la literatura y el arte en todas sus manifestaciones, y nos preocupa construir un futuro mejor.

Donde viven las almas

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