Obsesionada - Морган Райс 3 стр.


"Tienes el descaro para volver", dijo el guardia de seguridad mientras Kyle se acercaba a él. “Te están buscando. Todo el personal de policía y de seguridad de la ciudad tienen tu foto. Toda la ciudad te está buscando.”

Kyle sonrió y extendió los brazos.

"Y, sin embargo, aquí estoy", respondió.

El guardia de seguridad trató de ocultar la preocupación en su rostro, pero Kyle pudo notarlla.

"¿Qué quieres?", preguntó, su voz estaba temblorosa.

Con la cabeza, Kyle señaló las puertas del gimnasio. Podía escuchar el ritmo palpitante de la música que venía del interior e imaginaba a todas las porristas adentro, en la mitad de su  práctica. Quería convertir a todas y cada una de ellas.

Kyle se acercó al guardia de seguridad y lo agarró por el cuello, levantándolo muy por encima del piso. A pesar de que era más grande y más alto que Kyle, la fuerza de Kyle era  mayor. El hombre se sentía que pesaba como apenas un niño.

"Quiero hacer un ejército," Kyle susurró en el oído del hombre.

El hombre dejó escapar un gemido estrangulado mientras daba patadas. Kyle inclinó la cabeza hacia abajo y mordió el cuello del guardia de seguridad. El hombre trató de gritar pero el Kyle le estaba agarrando el cuello con demasiada fuerza. No hizo ningún sonido mientras se le drenaba la sangre del cuello.

Kyle dejó caer el hombre, sabiendo que había creado su segundo vampiro. Cuando se despertó, renacido, estaría en su ejército.

Soldado número dos.

Kyle abrió las puertas del gimnasio y la música fuerte estalló junto con el olor a sudor y los gritos de las chicas que estaban en la práctica.

"¡Hey!" gritó una chica desde las gradas. "No puedes estar aquí."

Llevaba el mismo equipo de porrista que el resto de las chicas. Ella precipitó hacia Kyle y se detuvo frente a él, mirándolo hacia arriba con el ceño fruncido.

"¡Fuera de aquí!" ella le exigió.

Kyle la ignoró.

“¿Conoces a Scarlet Paine?", él dijo.

Ella hizo una mueca. “¿Ese monstruo? Yo sé mucho de ella.”

Detrás de la chica, las otras porristas se volvieron para ver lo que estaba pasando.

"¿Dónde está?", preguntó Kyle.

La chica se encogió de hombros.

"¿Cómo voy a saberlo?", dijo.

Kyle se lanzó hacia delante y la agarró, elevándola por encima de su cabeza. Las otras chicas comenzaron a gritar.

"Si alguna de ustedes sabe donde está Scarlet Paine," Kyle les gritó, “les pido que mejor hablen ahora."

Las porristas se hicieron para atrás. La chica que Kyle sostenía sobre su cabeza se retorcía. Sólo una de las muchachas que estaban mirando fue lo suficientemente valiente para decir algo.

"No sé dónde está," ella dijo, temblando. "Sin embargo, sus amigas Becca y Jasmine están en el coro de la escuela. Están practicando al final del el pasillo.”

Kyle entrecerró los ojos hacia la chica. "¿Estas diciendo la verdad?"

Ella apretó los labios y asintió.

Finalmente, Kyle bajó a la chica que estaba luchando en sus brazos. Ella corrió con el resto de las chicas y se juntaron en torno a ella, buscando protegerla, algunas estaban llorando.

Kyle se acercó a la pared y, de un tirón, bajó una escalera. Arrancó una de las piezas largas de madera y, deslizándolas por las asas, aseguró las puertas del gimnasio.

“Que nadie se mueva," ordenó a las chicas aterrorizadas.

Todavía quería convertirlas, pero primero tenía que seguir la pista.

Cuando salió del gimnasio y entró a los pasillos de la escuela, aun podía oír su llanto ahogado. A pesar de las trifulcas y disparos que habían ocurrido más temprano, el lugar todavía estaba lleno de niños. Kyle se rió para sí al darse cuenta de que debieron pensar que rodeando la escuela con patrullas sería suficiente para mantenerlo lejos. Estaban tratando de mantener todo en la normalidad para no asustar a los niños ni a los padres de la comunidad.

"¿Qué tan tontas pueden llegar a ser estas personas?" pensó Kyle para sí mientras sonreía.

Kyle se acercó a un grupo de chicos de aspecto alternativo que estaban pasando el tiempo junto a los casilleros. Se veía como la clase de niños con quienes habría estado dando vueltas si estuviera en la escuela, el tipo que abandonarían sus estudios sin haber obtenido su diploma y estaría destinado a trabajar en bares por el resto de su vida.

"Amigo," uno de los muchachos dijo, empujando con el pie al chico junto a él. "Mira el vagabundo."

Kyle se acercó al grupo y dio un puñetazo en los casilleros junto a ellos, hundiéndolos. El grupo saltó de sorpresa.

"¿Cuál es tu problema, hombre?", el muchacho dijo.

“La práctica de coro," Kyle gruñó. "¿Dónde es?"

Una de las chicas del grupo, una gótica de pelo largo y negro, dio un paso adelante. “Ni creas que vamos a decirte."

Antes de que el grupo pudiera parpadear, Kyle había agarrado a la chica y la había atraído hacia él. Hundió sus dientes en su cuello y succionó. En cuestión de segundos, la chica se desvaneció inerte en sus brazos. El resto del grupo gritó.

Kyle dejó caer a la chica al suelo y se limpió la sangre de los labios con el dorso de la mano.

“La práctica de coro", él repitió. "¿Dónde es?"

El chico que había hablado primero señaló con un dedo tembloroso al final del pasillo. A su lado, dos de sus amigas estaban llorando abrazadas, sus miradas asustadas estaban fijas en el cuerpo de la chica muerta.

Kyle ya se iba pero, no había dado sólo pasos, cuando se dio vuelta y cogió a las dos niñas que estaban llorando. Mordió a una, luego a la otra, la sangre drenaba de sus cuellos al tiempo que sus gritos de dolor, finalmente, se callaron. Las dejó caer, pasó por encima de ellas, y se dirigió por el pasillo, dejando boquiabierto el resto del grupo.

Kyle siguió el canto hasta el salón donde el coro estaba practicando. Abrió las puertas de un golpe.

El grupo supo que estaba en peligro desde el instante que entró. Su canto cesó inmediatamente.

"Jazmín. Becca,” exigió.

Temblando, las dos chicas se dieron a conocer. Él las agarró por el cuello, levantándolas del piso.

"Scarlet Paine. Díganme dónde está.”

Las chicas pateaban y se retorcían en su mano. Ninguna podía hablar porque Kyle les estaba apretando demasiado el cuello.

“Yo lo sé," dijo alguien.

Todo el mundo se volvió, sorprendido. Kyle soltó a Becca y Jasmine y miró a la chica.

"¿Quién eres?", dijo Kyle.

"Jojo", respondió la chica. Hizo girar un mechón de pelo en sus dedos y sonrió. Llevaba una camiseta Ralph Lauren. Era evidente que era una de las amigas de Vivian.

"¿Y bien?" dijo Kyle.

"Yo …" la chica empezó, pero se detuvo. “Estuvimos juntas en una fiesta la otra noche."

"¿Y?" exigió Kyle.

"La vi. Con este tipo. Un chico muy guapo, en verdad.”

Becca y Jasmine intercambiaron miradas. Jojo tosió y siguió hablando.

"Estaban hablando de que no podían estar juntos para siempre, porque él estaba como muriendo o algo así."

A Kyle se le agotó la paciencia. Cruzó volando el salón hasta donde estaba la chica y la elevó en el aire.

“¡Salta al final!", exclamó.

La chica arañó la mano que oprimía su cuello. "Iglesia."

Kyle la examinó por un momento y luego la dejó en el suelo. "¿Iglesia?"

Con los ojos llenos de terror, la chica asintió con la cabeza. Se frotó el cuello.

"Iglesia. O castillo. O una catedral. Algo así. Ellos … volaron juntos.”

Si la chica hubiera dicho tal cosa antes, sus compañeros de clase se habrían burlado. Pero después de ver a Kyle volar a través de la habitación hacia ella, de repente la idea de Scarlet Paine y un chico guapo volando juntos bajo la luz de la luna parecía menos descabellada.

Desde el suelo, Becca miró a la chica con ojos llenos de furia.

"¿Por qué le tuviste que decirle eso, Jojo?", exclamó. “¡Es evidente que quiere hacerle daño!"

“Lealtad a Vivian," Jazmín respondió mordazmente.

Se le pararon las orejas a Kyle. Pensó en la sangre dulce de Vivian. Se volvió hacia Jojo.

“¿Eres una de las amigas de Vivian?", preguntó.

La muchacha asintió.

Kyle le tomó la mano.

"Vas a venir conmigo."

El coro vio con horror como Jojo era sacada de la habitación hacia el pasillo. Kyle la arrastró por los pasillos. El lugar era un completo caos. Los niños que se había convertido estaban dándose un banquete el uno con el otro. Los que aún tenían que ser convertidos iban corriendo y gritando, tratando de escapar. Kyle asintió con la cabeza a la chica gótica y a su amiga cuando pasó junto a ellas, estaban chupando la sangre de sus compañeros de escuela. A su lado, él sintió cómo Jojo temblaba.

Llegó el gimnasio y abrió las puertas de un tirón y encontró a las chicas porristas tratando de  formar una pirámide humana para salir por una de las ventanas superiores. La pirámide cayó tan pronto como se dieron cuenta de que su captor había vuelto y frustrado su complot.

“Es muy inteligente", dijo Kyle con una risa. “Por lo que veo, todas serán excelentes nuevas miembros de mi familia."

"Jojo!" Alguien gritó mientras la amiga de Vivian era arrojado en el gimnasio.

Kyle miró a su alrededor y se lamió los labios.

"Que empiece la diversión", se dijo.

CAPÍTULO CINCO

El oficial de policía Sadie Marlow miró a través de la pequeña ventana de cristal al interior de la habitación. En el cuarto casi desnudo, vio una cama contra una pared. Sentada sobre la cama, estaba la chica con quien había sido enviada para hablar.

El psicólogo junto a ella sacó una tarjeta magnética del bolsillo. Pero justo antes de que la fuera a pasar contra la cerradura de la puerta para permitir la entrada de los agentes, se detuvo y se volvió hacia los dos.

"Ya saben que todavía no hemos podido obtener una sola palabra inteligible de ella", dijo el psicólogo. "Todo lo que dice es 'Scarlet. Scarlet. Tengo que encontrar a Scarlet.’”

Era el turno del oficial de policía Brent Waywood para hablar.

"Por eso es que estamos aquí, señor", dijo, señalando uncuaderno abierto. "Scarlet Paine. Ese nombre sigue apareciendo una y otra vez en nuestra investigación.”

El psicólogo frunció los labios.

"Entiendo por qué están aquí", respondió. "Simplemente no me gusta la idea de que la policía interrogue a mis pacientes."

Brent cerró bruscamente su cuaderno que hizo un chasquido. Miró al psicólogo.

"Tenemos policías muertos", dijo en un tono cortante. "Buenos hombres y mujeres que no irán a casa con sus familias esta noche porque un psicópata mató a todos y cada uno que estaba en su camino. ¿Qué quiere él? A Scarlet Paine. Eso es todo lo que tenemos para seguir adelante.Entonces, usted puede darse cuenta por qué es nuestra prioridad interrogar a su paciente.”

El Oficial Marlow cambiaba incómodamente su apoyo pasándolo de un pie al otro, frustrada por la forma en que su compañero parecía estar creando un conflicto en cada situación. No pudo evitar pensar que su trabajo sería mucho más sencillo si pudiera hacer estas entrevistas por sí sola. A diferencia de Brent, ella  tenía calma y una manera de tratar con los testigos, especialmente los más vulnerables mentalmente como la chica que querían ver. Por eso, el jefe de policía la había enviado para proteger el hospital para enfermos mentales, en primer lugar. Sólo deseaba que él hubiera elegido un mejor agente para acompañarla. Se dio cuenta entonces, con un nudo en el estómago, que el jefe de la policía no había tenido muchos policías para elegir. Aparte de los que vigilaban la escuela preparatoria, el resto estaba muerto o herido.

Ella dio un paso adelante.

"Entendemos que el testigo está en un estado vulnerable", dijo, diplomáticamente. "Vamos a ser amables con ella. No le haremos preguntas que la hagan sentir presionada. No elevaremos la voz. Confíe  en mí, señor, tengo años de experiencia hablando con jóvenes como ella.”

Todos miraron por la ventana a la chica. Se balanceaba hacia atrás y hacia adelante, con las rodillas levantadas contra su pecho.

Finalmente, el psicólogo pareció satisfecho y permitió la entrada de los oficiales. Pasó la tarjeta por la cerradura de la puerta. Una luz verde se encendió, acompañado de un pitido.

Guió a los dos agentes a la habitación hacia donde estaba la chica encorvada. Fue entonces cuando la oficial de Marlow notó las esposas en sus tobillos y en sus manos. Restricciones. El hospital no emitía restricciones a menos de que el paciente pudiera lastimarse sí mismo o lastimar a otros. Lo que esta chica había tenido que pasar, había sido horrible. ¿Cómo era posible que una estudiante de preparatoria de dieciséis años, sin ni siquiera una mancha en su registro, de repente fuera considerada peligrosa?

El psicólogo habló primero.

"Hay unos oficiales aquí que vinieron a verte", dijo con calma a la chica. “Es sobre Scarlet."

La cabeza de la chica se lanzó hacia arriba. Sus ojos frenéticamente recorrían las caras de las tres personas ante ella. La Oficial Marlow pudo notar la angustia en su expresión y en su  desesperación.

"Scarlet", exclamó la chica, tirando de sus ataduras. "Necesito encontrar a Scarlet."

El psicólogo miró a los dos agentes mientras salía de la habitación.

*

María miraba a los oficiales. En algún lugar en el fondo de su mente, su parte sana todavía seguía funcionando, todavía estaba lúcida y despierta. Pero la parte con la que se había metido Lore tenía el control sobre ella, y sentía que era como una nube oscura de tormenta que empañaba su mente. Tenía que salir de ese lugar y tenía que encontrar a Scarlet. Scarlet estaría con Sage, y Sage, estaba segura, sería capaz de ayudarla. Podría deshacer lo que su primo había hecho en ella.

Pero no importaba todo lo que intentara, no podía explicarle a nadie de que no estaba loca, que no debía estar allí, encadenada como si fuera un convicto. Ni siquiera cuando sus amigas iban a verla, ni cuando su madre le tomaba la mano y lloraba, María no podía pronunciar ninguna  palabra. Sea lo que fuera que Lore había puesto en su cerebro era impenetrable. Y se estaba haciendo cada vez más fuerte. Con cada momento que pasaba, sentía que su fuerza se diluía. Su capacidad para luchar contra el control mental de Lore iba disminuyendo y la parte sana de su era cada vez más y más débil. Estaba segura de que si no encontraba ayuda, eventualmente desaparecería por completo, y solo sería una cáscara vacía.

El oficial hombre se quedó mirando hacia abajo, hacia María. La mujer policía se sentó en el borde de la cama.

"María, tenemos que hacerte algunas preguntas", ella le dijo, en voz baja.

María trató de asentir con la cabeza, pero no pasó nada. Su cuerpo se sentía pesado. Estaba agotada. Luchar contra lo que Lore le había hecho a su cerebro era un trabajo agotador.

"Tu amiga, Scarlet", la mujer continuó con la misma suavidad. "¿Sabes donde está?"

"Scarlet", dijo María.

Ella quería decir más, pero no le salían las palabras. Miró con frustración al oficial masculino quien revoleaba los ojos.

"Esto es inútil", le dijo a su compañera.

"Oficial Waywood, necesita ser paciente", la mujer le espetó.

“¿Paciente?", exclamó el Oficial Waywood. “¡Mis amigos están muertos! ¡Nuestros colegas están en peligro! ¡No tenemos tiempo para ser pacientes!"

Atrapada en su propia mente, María se sentía más y más frustrada. Entendía la preocupación del oficial Waywood. Quería ayudar, realmente. Pero, gracias a Lore, apenas podía articular palabra. Poder sacar las palabras de su boca parecía como como correr en una cinta para correr, todo ese esfuerzo y nunca llegaba a ninguna parte.

La mujer policía ignoró el arrebato de Oficial Waywood y se volvió hacia María.

"El hombre que busca a tu amiga, su nombre es Kyle. ¿Alguna vez lo viste? ¿Escuchaste que ella lo mencionara?”

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